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el número de pieza en la parte más inaccesible e invisible. No hace falta ser ingeniero para ser tan tarado y colocar una información necesaria en un lugar inaccesible.

Pero el desarmar y luego re-armar de la bomba fue un pequeño capítulo de por sí. Resulta que la herramienta necesaria para el trabajo, el taller la tenía tan desgastada que patinaba en los bulones. Tuvimos que prestarle al distinguido taller nuestras herramientas para hacer el trabajo. Por fin se pudo leer y anotar el número prohibido.

Estamos otra vez con la bomba deficiente armada, para los pequeños recorridos locales; y hay que esperar una semana o diez días, o quince, la importación aérea de la nueva bomba desde Miami.

Hoy, justamente, es el primero de mayo, una fecha fácil para llevar la cuenta. Hoy es feriado en Bolivia, naturalmente, como lo es en muchos países de la fraternidad internacional, pero no hay feriado en Vespuccia donde le tienen tanta fobia al comunismo que hasta el Día del Trabajo no lo tienen en la fecha tradicional del primero de mayo sino en una fecha cambiante de septiembre. No nos acordamos en este momento cómo y cuándo es el Día del Trabajo en Canadá, pero creemos que tampoco es, no muy sorprendentemente, el primero de mayo.

Y ahora, a esperar.

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Hoy, 10 de mayo. De la bomba de nafta, todavía ninguna noticia; y como hoy es viernes, vale decir que hasta el martes 14 no se puede esperar nada concreto.

Pasamos estos diez días muy sedentariamente en el recinto del aeropuerto, salvo una escapadita al centro, con un ojo siempre en la bomba de nafta. No creemos haber mencionado ya, que la dificultad con la bomba se puede deber, a que, durante el reajuste general del vehículo, se encontró una pequeña fractura en el puente delantero del chasis, fractura que hubo que soldar, muy cerca de la bomba, y a que, posiblemente, el calor puede haber dañado la bomba a pesar de las precauciones tomadas.

Limitarse voluntariamente a una inmovilización de diez días no significa entregarse a una ociosidad de diez días, muy lejos de ello. Nosotros mismos no lo entendemos muy bien, pero, si bien ya no nos abrumaba la habitual presión de siempre, cada minuto de cada día tuvimos algo que hacer, y algo no para pasar el rato sino algo útil.

Entre otras cosas, leímos, por fin, unos números de un periódico dedicado a los intereses y las aspiraciones de los pueblos paraborígenes en toda la >>>>>>>>