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Hace un par de días, pedimos que se nos mandara de Nueva York por correo particular, carísimo pero segurísimo, los dichosos documentos vespuccianos que tanto dolor de cabeza nos dieron. Después de regresar de Chacaltaya a La Paz, fuimos a recoger la encomienda, y sí, tenemos lo increíble en manos, y sí, con un vencimiento de un año más tarde que el que no recibimos en Bogotá, ni en Quito. Qué lucha fue, cuántos gastos tuvimos; pero gracias al enredo, tenemos ahora un año más de lo previsto para poder reingresar a Vespuccia sin más trámites o problemas.

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Hoy, entre otras tareas y diligencias, fuimos a los consulados chileno y venezolano.

•  Al chileno, para tratar de juntar información en cuanto a qué camino sería transitable y pasable de aquí para Chile; parece que, a Chile, hay una vía, mala pero transitable, salvo el problema de un gran río que hay que pasar a vado y donde hay un destacamento militar cuya dotación está siempre encantada de prestar ayuda a viajeros hundidos - mediante una remuneración adecuada, se entiende.

Al venezolano, para empezar a olfatear qué dificultades habrá sin duda, según informaciones que recogimos ya antes del principio de la Expedición, para nosotros con pasaportes argentinos, para ingresar a Venezuela; el consulado venezolano aquí, en Bolivia, no conoce las normas aplicadas por los consulados venezolanos en Brasil, de donde sería que entraríamos a Venezuela.

Hoy, noticia en los diarios: los Vespuccianos van a seguir nuestras pisadas a Cochabamba, pero ellos, será para hacer maniobras militares conjuntas con los Bolivianos.

Pasado mañana, muy probablemente viajaremos hacia el norte de Chile, salvo que la impasabilidad del camino nos obligue a ir directamente a la Argentina.

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El dilema es dónde terminan, fuerza de voluntad, determinación, perseverancia, persistencia, y dónde empieza capricho. La cuestión es que, desde la última anotación, pasó tanto tiempo que no sabemos cuánto. Probablemente quince días, y no estamos ni en Chile ni en la Argentina. Estamos en La Paz, con las caras asadas como pollos al spiedo.

Resulta que, entre la última anotación y el anticipado momento de partida hacia Chile, tomamos de repente consciencia de que, en oportunidad de nuestra >>>>>>>>