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* Quisimos mandar unas tarjetas. No las pudimos mandar como tarjetas porque el correo no tiene estampillas adecuadas. Tuvimos que mandarlas en sobres. Pero, para sobres, estampillas tampoco hay. Los talleres de impresión están atrasados en las entregas por todas las huelgas. Máquinas franqueadoras sí hay, pero tienen una capacidad de precio muy inferior al valor de una carta aun común; para poner el franqueo correcto, tienen que cubrir el sobre de seis o siete u ocho bandas franqueadoras. Pero las bandas franqueadoras no tienen goma para pegarlas, hay que ir pegándolas de a una, a mano; Božka se quedó en la ventanilla todo el largo tiempo que necesitó la empleada para pegar las bandas - por la duda, para que la empleada no se pusiera las bandas franqueadoras en el bolsillo para otros usos, y nuestras tarjetas, en sus sobres, en el tacho de basura.

Ultima noticia de mecánica: no, no hay problema, las dos bombas están bien, tan sólo una correa que estaba floja; más fácil de solucionar que tener que importar un repuesto.

A terminar rápido con las anotaciones.

* Las autoridades decomisaron cuatro toneladas de cocaína. Según la opinión de la calle, ya que les gusta tanto a los Yanquis, habría que entregárselas en pago de la deuda externa; pero el gobierno no es tan buen comerciante: parece que las va a regalar a una organización internacional de la salud.

* Huelga general indefinida, por ahora ya no hay, si bien organizaciones obreras siguen analizando - con demasiada insistencia a nuestro gusto - los resultados de la anterior. Pero el país sigue siendo un criadero de huelgas parciales: hoy, empezó una huelga indefinida en ciertas ramas del magisterio; hay huelga de hambre en un hospital, ni siquiera del estado, sino de una secta religiosa; una mina fue ocupada por los mineros en huelga, pero la empresa no puede defender su propiedad por un recurso de amparo constitucional porque el tribunal que tendría jurisdicción está de huelga, porque, etc...

*  Por lo menos, aquí, la identificación de las varias radiodifusoras es más agradable que en Vespuccia: aquí, nada de WBAI o KPFK; aquí, se llaman Cristal, Illimani, Panamericana, Fides.

* También, por lo menos, uno está más o menos a salvo del atropello insensibilizante de la música ácida, enojada, desesperada, destructiva, propagada por los Vespuccianos. Aquí, la música popular y folklórica, aun cuando no de mucha substancia, es a menudo agradable al oído, y cuando se vuelve aburrida por completo, por lo menos no es dañina a los nervios.

* Siempre en el renglón radiofónico, escuchar tantas proclamaciones de tantos partidos divergentes hace ver palpablemente las complejidades de una democracia, y la beata simplicidad perezosa de un sistema bipartidario de partidos que son primos hermanos en sus ideologías.