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estafas en nuestra pequeña esfera de viajeros; los comentaristas las mencionan como partes inherentes de cualquier quehacer diario.

* Hay autobuses argentinos, y coches brasileños así como japoneses; se nota la presencia de otros productos argentinos, especialmente en comestibles. Nosotros nos deleitamos, por fin, con jugos de fruta puros, sin azúcar, sin colorantes, sin otros aditivos, de Argentina.

* No hace mucho, empezó el año escolar; todos los escolares visten el mismo uniforme: un guardapolvo blanco que los hace muy visibles en las calles.

* Adivinanza: ¿qué es un queque, o keke? Para ayudar, es algo que se come, al mismo tiempo que se traga otro pedazo de colonialismo no impuesto sino aceptado por voluntad, o vaciedad, propia.

* En el aeropuerto más alto y con pista más larga de la Tierra, tuvimos la oportunidad de ver muchos aviones despegando. Cada vez logran despegar - pero cada vez, hasta el último segundo, uno se pregunta si lograrán despegar, por la lentitud en cobrar velocidad y por la poca velocidad que alcanzan.

* El otro día, escuchamos en uno de los comentarios radiales que, en Bolivia, hasta para pagar impuestos hay que coimear a los cobradores. Nos había parecido un chiste del comentarista para amenizar su charla, por lo que no le dimos más importancia que a un chiste. Pero no. Nos enteramos, en el taller donde estamos ahora, y que es parte de una importadora de automotores, que, efectivamente, para tener el privilegio de pagar impuestos hay que coimear a los empleados del gobierno.

No, no puede ser, y ¿por qué sería así?
- Porque hay tal - - - (palabra censurada) en la administración del gobierno >>que ni siquiera hay formularios para pagar impuestos, pero como, para >>ciertos trámites, hay que demostrar el cumplimiento impositivo, la gente no >>tiene otro remedio que suplicar los cobradores del fisco, con un adecuado >>refuerzo de coima, que se dignen cobrar el impuesto a pesar de la falta de >>formularios.
- ¡Increíble!  ¡Totalmente increíble!

  Por otra parte, nosotros mismos comprobamos la falta de formularios para las hojas de ruta, las que están siempre expedidas en cualquier pedazo de papel de rezago que una persona cuidadosa no utilizaría ni para borrador.

* El precio del pan subió un 30/oo. Del pan llamado de batalla, naturalmente. Como chiste, se nos ocurrió que se llama de batalla por las peleas que vimos varias veces en las colas frente a las panaderías. Mientras tanto, los varios otros tipos de pan, bastante buenos, sin cola y sin pelea, siguen a sus precios, varias veces superiores al precio político del pan de batalla.