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sin respeto, sin conciencia, sin sensibilidad, desde los más varios rincones de la Tierra, haciendo de este vestigio arqueológico también un monumento a la basura humana que hay, por lo visto, en todos los países. Uno se pregunta cómo es posible semejante desastre vandálico, cuando aquí viene quizás una persona o dos por mes; pero, tomando en cuenta que cada uno de esos garabatos se queda para siempre, se fueron acumulando, aunque haya sido de a poquito. Es de avergonzarse de ser humano.

Muy felizmente, hay, en la prolongación de este afloramiento, otro afloramiento, análogo, del cual hay indicios de que fue trabajado y tallado, y utilizado, de la misma manera; pero que todavía hoy está cubierto de una capa de tierra y malezas, como estaba cubierto el afloramiento que hoy se visita, antes de su descubrimiento y despejamiento. Este segundo afloramiento se deja a propósito tapado, justamente para evitar la erosión de la piedra por la intemperie - y el vandalismo, porque, según contó el encargado, aún hoy, a pesar de las estrictas medidas tomadas, y a pesar de advertencias personales dadas a los visitantes, algunos se empeñan en dejar su garabato hecho rápido y a escondidas.  ¡Increíble!

Así fue nuestra visita a esta extraña cresta de montaña, en el medio de Bolivia, con sus centenares de ahondamientos en la roca, sobre muchos de los cuales ni se puede empezar a especular.

Con el relato de esta mañana, y varias otras tareas, se hizo demasiado tarde para viajar hoy. En realidad, aun sin relato y sin tareas varias, no se podría viajar hoy, porque somos prisioneros del barro de Samaipata: llovió toda la noche y hasta bien avanzada la mañana, y no se puede salir del pueblo a la carretera. Mañana será pues que dejaremos este Descanso en lo Alto, que es el significado de Samai-Pata.

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Estamos de vuelta en Epizana, de donde habíamos desviado hacia Samaipata, o Samai-Pata.

En camino, nos detuvimos a hablar un poco con uno de los náufragos del tráfico camionero, con un camión varado al borde del camino, sin su eje trasero. Sí, nos enteramos, hace un mes que está así, esperando.

- Y ¿por qué?
- Porque no hay repuestos, porque hubo que ir hasta Cochabamba para tratar de >>hacer soldar la pieza, pero el soldador tiene hartísimo trabajo, así que hay >>que esperar turno.
- ¿Y cuánto tiempo piensan que va a llevar para arreglar la cosa?
- Y, quizás 15 días más.
- ¡Qué barbaridad!