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De todos modos, vimos, en su patio, algunas cositas, de interés, igual al interés de Puma Puncu, y mayor que el interés de Tiahuanaco.

Entre otras cosas, una rueda de piedra perfectamente circular y con un orificio cuadrangular en su centro para un eje, que inmediatamente se podría identificar como una piedra de moler, pero que fue hallada, con los otros restos arqueológicos, entre las ruinas de Tiahuanaco. Ahora, la pregunta es si es una piedra de moler traída por los Españoles, o una rueda de los indígenas. Por una parte, no se entiende por qué los Españoles hubiesen traído una rueda de moler a un sitio donde no crecen cereales y donde lo único que les interesaba era demoler zigurates y edificios, en busca de oro. Por otra parte, bien arraigada es la teoría de que los indígenas americanos no conocían la rueda, si bien es innegable que existen objetos de terracota precolonenses con ruedas.  Así que, quién sabe.



La "rueda"

Incidentalmente, en el sitio mismo de Tiahuanaco, nosotros vimos un disco de piedra perfectamente circular, perfectamente formado, si bien sin orificio en su centro como para un eje. Es muy difícil creer que a ninguno de los paraborígenes se le hubiese ocurrido colocar el disco sobre su circunferencia y echarlo a rodar, aunque sea para su propio transporte.

Así fue este día.

Recién, explorando un poco las ondas radiofónicas, sintonizamos por casualidad la emisora de Radio Nacional argentina de Salta, en su boletín informativo. Después de las noticias, ¿qué hubo? Pues, el Rincón del Tango, naturalmente; con algunos buenos, la mayoría, regulares, y algunos, pues malos.

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Después de otra noche tranquilísima frente a las ruinas, hoy, fuimos, otra vez a Tiahuanaco, donde pasamos otras tres horas y media, y luego, otra vez, a Puma Puncu, donde pasamos otras dos horas.

Yendo de un sitio al otro, y al pueblo, vimos que no solamente en los dos sitios arqueológicos se encuentra material arqueológico.

Como vívida ilustración de la vandalización de los sitios arqueológicos con el fin de obtener materiales de construcción, vimos piedras, con y sin los motivos angulares tiahuanaquenses, en el portal de entrada al cementerio local, y también en el edificio de la iglesia del pueblo. Hasta los famosos medio-caños tallados tan hermosamente en piedra fueron traídos de las ruinas, para integrarlos en el piso de la plaza como desagües.