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se gradúan también de sesos inteligentes y no ponen sus numeritos correlativos de manera inobstructiva en color negro, en tamaño pequeño, en un rinconcito inferior de los menhires?


Aquí se ve

Ah, ¡y los carteles!  ¡Qué barbaridad! Qué leyendas aclaratorias de la esencia de las cosas.  De no creerlo.  De no creerlo.

Texto verbatim de una:

"Centro de Investigaciones Arqueológicas en Tiwanacu.
Academia Nacional de Ciencias.  Estela 8, o Monolito Ponce.  
6 Mayo 1965."

Ahora, con eso, sí se sabe de ese monolito, o estela, qué es, qué representa, qué sociedad lo hizo, cuándo, cómo, por qué, y demás detalles, para satisfacer la cultura del pueblo y de los viajeros. Lo único que se sabe, por tal vaciedad, es que es algo arqueológico - por la ortografía sabiamente agringada de Tiwanacu, en oposición al nombre del pueblo de hoy Tiahuanaco, como vimos anoche mismo en los escudos esmaltados.

Otra cita verbatim y cuán jugosamente ilustrativa:

         "Instituto Nacional de Arqueología.  Centro de Investigaciones
              Arqueológicas en Tiwanacu.  Area Estatal.  Akabana.
         Investigadores bolivianos al servicio de la ciencia boliviana."

Ahora, que alguien nos diga de qué se trata. ¡Qué despliegue de vacía vanidad! Y todo ello, en grandes carteles de varios metros de costado, de fondo agresivamente blanco, exactamente de medida para destruir el ambiente de recogimiento y misterio que puede haber en un sitio arqueológico.

Y, naturalmente, los autores de todo lo anterior, desde el capo arqueólogo hasta el último pinche, ufanos de su magna obra, como claramente se desprende de otro cartel más, lujosamente colado en bronce, con el nombre y título de cada uno de ellos en una interminable lista, exactamente igual a una lista de créditos de una película. A ninguno de esos genios se le ocurrió que, con el mismo gasto y el mismo material de esos carteles vanidosos, se pudiese haber hecho cuántos carteles chicos, discretos, inosbstructivos, pero llenos de información substancial y fidedigna, aprobada por los expertos, tal como se hace - porque esto no es nuestro invento - en los países desarrollados, desarrollados intelectualmente, se entiende.  Porque lo que hace falta para ello, no es un solo circuito electrónico, no es un solo millón en monedas fuertes, sino un modicum de sesos.d1990
                                                         
De todos modos, vimos lo siguiente.

|¯| Vimos, para  empezar con quizás  sólo un  detalle pero que se
presta a fantasear,  ejemplos del motivo decorativo  típico de la
cultura tiahuanaquense, formado de una línea quebrada a 90 grados
varias veces  hasta cerrarse sobre sí misma en  circuito cerrado.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                                    El motivo