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según nos explicó un lugareño, mostrándonos una "u", y la "u grande", mostrándonos una "o". Nos enteramos de que los habitantes de este pueblo solían ser diferentes, en sus costumbres y su indumentaria, de todos los demás; de que ello se había debido a que generaciones pretéritas habían inmigrado de Ecuador y habían conservado sus costumbres; pero hace mucho ya, por lo menos cuarenta años, que no hay más diferencia entre éstos y otros habitantes de la zona.

Y ahora, a lo largo del lago Titicaca, hacia la frontera con Bolivia, con algunas paraditas intermedias.

Ayer, nos enteramos de que la entrada a Bolivia por la ruta directa está interrumpida por acciones de protesta de los campesinos bolivianos; habrá que entrar - si es que se puede entrar - por un camino indirecto, cruzando el Titicaca por transbordador.

Teníamos que haber pasado, ya a mitad de camino entre Cusco y Puno, de la zona tradicional del idioma runa-simi, o sea quechua, a la zona tradicional del idioma aimará; pero recién en Puno tuvimos nuestro primer contacto con el idioma aimará, todavía mezclado con el runa-simi; y es recién aquí que entramos de lleno en la zona aimará.

Los Aimaraes tienen una tez mucho más oscura que los Quechuas, casi marrón muy oscuro.

Nuestra primera paradita de hoy, el pueblo de Chucuíto, será también nuestra última, a la gran distancia de seis kilómetros de nuestro punto de partida de esta mañana.

Chucuíto, debajo de su intranscendente tranquilidad de hoy en día, esconde una larga historia.

> En tiempo de la Colonia, era sede de altos funcionarios del virreinato; todavía hoy, se ve las jambas y los dinteles de la residencia de dichos potentados, ambos dinteles, fechados del año 1780 - la palabra "año", tallada en los dinteles, tiene la particularidad de combinar las letras A y N en una sola letra.

  Aquí también la Santa Inquisición cometía sus fechorías; todavía hoy, hay, frente a la iglesia, la cruz cerca de la cual se asesinaba a aquellos que se atrevían a no ser Cristianos de ley.

> Internándose mucho más hondamente en el pasado, hay en Chucuíto una ruina, cuadrangular, o mejor dicho tan sólo la fundación de una ruina cuadrangular, pero con su innegable interés, por lo menos para nosotros en nuestra ignorancia. 

  A primera vista, tiene la apariencia de la típica cantería incaica, y así lo tomamos; pero, en las inmediaciones, también vimos monolitos con formas rectas - como quizás sillones angulares, si bien podría ser otra cosa - que, de inmediato, hicieron brotar en nuestros labios la palabra Tiahuanaco.