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Será porque estamos en un aeropuerto y en los Andes, nos acordamos de que el que fue primero en volar por encima de los Alpes europeos, de Suiza a Italia, fue un Peruano, Jorge Chávez, en 1910.

También, entre ayer y hoy, tuvimos dos breves contactos con la radiodifusión.

Por una parte, sintonizamos un programa en portugués, que nos vino muy bien, y esperamos sintonizar más programas en portugués para ir acostumbrando nuestro oído a las modalidades del idioma para cuando, si Dios quiere, estemos descubriendo el Brasil.

Por otra parte, sintonizamos un programa bien triste y bien ilustrativo de la realidad peruana: una entrevista con el encargado de la oficina local oficial electoral en el marco de la organización de las elecciones que se están por celebrar en el Perú.

Le preguntó el periodista al encargado por qué cierta nómina que, por ley, tenía que publicarse dentro de cierto plazo de confeccionada, no se había publicado. El encargado empezó a quejarse de que la oficina oficial para las elecciones por venir no tiene los recursos para pagar empleados; que él tuvo, por desesperación, que pedirle como favor a un amigo personal que entregara la lista donde correspondía para su publicación, pero que el amigo le había fallado. Por ello, por falta de un empleado, por falta de recursos, no se había cumplido la ley. Y siguió quejándose de que la oficina oficial local encargada de preparar las elecciones venideras ni siquiera tiene teléfono, que él le había rogado a la compañía de teléfono del estado que le instalara una línea provisional hasta cuando pasen las elecciones, pero que la empresa estatal le informó que no podía ser, que lo único que ella podía, era instalar una línea permanente a un costo que la oficina de elecciones no se podía permitir.  Increíble, triste, pero ilustrativo.

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Hoy, seguimos con las visitas de la ciudad.

Hoy, a más de ir descubriendo cosas desconocidas dentro de categorías conocidas, descubrimos una cosa desconocida dentro de una categoría que ni soñábamos que se podría presentar.

Descubrimos que la jr muy gutural que escuchamos por primera vez en Rajrchi, también es parte de nombres de personas, que hasta ahora concebíamos y escribíamos con una simple C porque todo el mundo los escribe así y nosotros no teníamos indicio de que podría, hasta debería, ser de otro modo, como ser Tupac, Cápac, y otros, de manera que estos nombres, en realidad, tendrían que ser Tupajr, Jrápajr, etc.; este último, reducido a Jrápaj por la razón en el modelo Jr'enjro/Jr'enjo.