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paredes coloniales, y es recién cuando, gracias al terremoto, se cayeron estuco y pinturas, que apareció la pared incaica original. En conjunto, una visita realmente impresionante.

  La iglesia de Santo Domingo. Anclada en las suso-comentadas fundaciones incaicas. Misericordiosamente, más amable que la catedral. También tiene muchos lienzos de la Escuela Cusqueña, pero menos sofocantes, más elegantemente distribuidos, hasta en los pilares de la nave central, y con todos, bien iluminados. Claro, no está en el circuito turístico de boleto global único obligatorio.

    Museo de arqueología. Para aquellos que debarcan frescos de otras partes de la Tierra, tiene cierto interés; más por la variedad de sus pertenencias - con momias, cráneos trepanados, cerámicas, pequeños objetos varios, fragmentos de telas, modestos objetos de oro - que por su calidad. Prácticamente todo, de la cultura incaica. Por lo que vimos, nada de lo que los Tahuantinsuyenses hicieron, fuera de la piedra, se puede comparar ni remotamente con su maestría lítica.  Salvo lo siguiente.

 ║ Los puytos, unos grandes recipientes de cerámica panzudos, de boca más bien chica, como unas ánforas; pero que parece que, más correctamente, se llamarían oribalos.

 ║ También nos interesó una cuenca formada de tres divisiones concéntricas, con sendos orificios para poder beber a elección tres bebidas diferentes y sin inclinar la cuenca.

 ║ También, un vaso para beber, con salida del líquido en forma de serpiente.

 ║ En las cuencas de piedra, otra vez nos encontramos con la asombrosa perfección y elegancia incaicas.

 ║ Una pertenencia única de este museo es un juego de 40 turquesas talladas en formas humanas, todas ellas con un tocado, y cada tocado diferente - salvo una, sin tocado. Se encontró el juego en Piquillacta; no amontonado en bulto sino dispuesto en orden sobre una capa de arena. Luego, se encontró otro juego de 40 figuritas de turquesa; y hay especulaciones de que podría haber un tercer juego.  Pero todavía no se sabe qué representan.

También, fuimos otra vez la meta de ladrones.

En el Quisuar Cancha, o sea la Catedral, nos arriesgamos a hacer la visita juntos, dejando el vehículo en la Plaza de Armas, frente al sitio.  En el >>>>>>>>