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Es interesante y confortante ver cómo este idioma quechua está levantando vuelo de una manera que sus antiguos hablantes no podrían haber pensado en soñar en los negros días de su opresión colonial. Más gente lo habla probablemente hoy que en el tiempo de los incas; se lo enseña en las escuelas; se va expandiendo por la selva entre gente que nunca fue parte del Tahuantinsuyo; y, sobre todo, llegó a cobrar categoría de idioma oficial del Perú junto con el castellano, de manera que se lo puede utilizar en documentos y trámites oficiales.

Para completar el cuadro, hay que tener presente, empero, que el quechua no es, de lejos, el único idioma paraborigen en el territorio del Perú de hoy; también hay el importante aimará y los muchos idiomas y dialectos de la selva. El runa-simi mismo tiene sus variantes locales. ¿Runa-simi? Sí, el nombre más propio del idioma conocido como quechua.

Nos íbamos a olvidar que, cuando salíamos del taller de los elásticos, mencionamos que íbamos a ir a cierto lugar. Enfáticamente, nos dijeron que no fuéramos, que es un barrio muy peligroso. A pesar de la advertencia, empezamos a viajar en la dirección indicada, cuando un coche que estaba delante de nosotros se paró, el conductor se apeó, y nos hizo señales y nos dijo que no siguiéramos, que iban a desvalijarnos en plena luz del día. Y el ambiente parecía bien darle la razón: por todo los lados, vendedores ambulantes ofrecían faros y otros accesorios de coche usados, seguramente todos los faros y otros accesorios robados en Lima en los días pasados. Nos permeó un sentimiento de inseguridad como nunca habíamos sentido. En el acto, decidimos dar media vuelta; lamentablemente, tuvimos que seguir unas tantas cuadras más adelante antes de poder hacerlo.

Posiblemente Lima no sea peor que ciudades como Detroit, pero, en aquella, no teníamos la necesidad de quedarnos, y nos escapamos cuanto antes, mientras que, en Lima, tenemos que quedarnos.

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No sabemos cuánto tiempo pasó desde la última anotación. No mucho, pero no tenemos el tiempo de calcularlo.

Aquí van unas notas.

║ Cada vez que vamos a alguna parte en Lima, se nos confirma el desahogo, la variedad y la amplitud de su red de avenidas, paseos, plazas, explanadas, pequeñas o grandes, parques, con una multitud de decoraciones, flores, estatuas, fuentes, obeliscos, siempre algo.

║ También, por fin percibimos conscientemente lo que nuestros ojos ya habían visto sin duda muchas veces, pero que nosotros no habíamos visto: en ciertos >>>>>>>>