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La parte colonial tendría que llamarse, como ya insinuado en otra oportunidad, parte europea en la colonia.

La parte precolonense es bastante esquemática, especialmente en las cerámicas, especialmente la parte mochica, que no muestra el interés, hasta esplendor, que vimos en Trujillo.

En esta parte precolonense, empero, de destacado interés para nosotros fueron los siguientes elementos.

•<>• Una antara evidentemente de ceremonia o de lujo, de doble fila de tubos de caña; con cada tubo, decorado de incisiones con motivos geométricos; y con el conjunto, atado por un trenzado de hilos imitando tapicería. También, un par de antaras de cerámica - pero ya no lisa como en el Museo de Arqueología, sino incluso con decoraciones.

•<>• Tres mantas de Paracas. Dos de ellas, muy interesantes, y la tercera, se podría decir, extraordinaria; y por lo menos dos de las tres, vastamente superiores en interés artístico y calor humano a la concocción académica del Aubusson.

  Estas mantas, como las que vimos en el Museo de Antropología y Arqueología, constan de hileras, en quinconce, al tresbolillo, de innumerables repeticiones de un mismo motivo - bordado, multicolor, rectangular, sobre un fondo de tela lisa - cada vez con un pequeño cambio de color en alguno de sus elementos, cambio a veces ínfimo; de manera que el motivo es siempre el mismo, pero nunca igual a sí mismo.

  En la más interesante de estas tres mantas, a más de las mencionadas diminutas variaciones en los colores, hay también micro-variaciones en detalles morfológicos, que la hacen especialmente fascinante.

  ¿No hay algún parecido de esencia estética, con los micro-cambios insinuados casi subrepticiamente en la repetitividad de la música llamada minimalista - con una antelación cronológica de decenas de siglos a favor de estas mantas? Lo garantizado, o casi garantizado, es que, mientras las micro-diferencias en la música minimalista son una estrategia artística, las mini-diferencias en estas mantas expresan un mensaje filosófico.

  Es una maravilla que la delicadeza de estas mantas haya sobrevivido dos mil quinientos años como envoltorios de fardos funerarios, o sea con una momia adentro.

•<>• Hablando de fardos funerarios, hay un fardo en este museo que exhibe, entre sus varios envoltorios, una tela bordada con pequeñas plumas multicolores, a manera de un tapiz ilustrando un pájaro.

  Hay, por otra parte, otra tela bordada con pequeñas plumas multicolores, pero, en este caso, en hileras más geométricas.