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Hoy, domingo, hicimos varias visitas.

\LM/ La iglesia de La Merced. Tiene una fachada de formas habituales, pero aun >>>>>así llama la atención por una combinación de colores gris y ladrillo apagado bastante atractiva en su sobriedad. Adentro, no hay nada en particular que se pueda destacar como diferente. Todo lo que se ve, también se puede ver en otras iglesias, salvo una multitud de arañas de llamado cristal, colgando a lo largo de la nave. Sin embargo, la impresión general es propia de esta iglesia, quizás justamente por la mezcolanza de una variedad de elementos dispares.  Por ejemplo, cada altar lateral parece ilustrar otro estilo.

También, parece un templo extraordinariamente propicio para la obtención de favores pedidos, por los centenares de agradecimientos cubriendo todo un rincón de la iglesia, y por las docenas de personas pidiendo fervorosamente algo que les debe de ser muy importante. No sabemos si igual suerte tendrán aquellas personas que compran boletos de lotería a la entrada de la iglesia - pero aquí hay más vendedores de boletos de lotería en esta entrada que hay vendedores de objetos religiosos en la entrada de otras iglesias.

\LM/ La iglesia de San Pedro.  En el papel, tiene detalles moriscos sobre un >>>>>fondo barroco; pero, en la práctica, no ofrece interés a no ser  algo totalmente inaudito en otras iglesias; cuando la visitamos, había misa, el oficiante hablaba, pero, milagro de milagros, no había trueno ensordecedor, más bien se podía escuchar su voz con dulce claridad por un sistema de altoparlantes exquisitamente regulados. Parece que las otras iglesias son el purgatorio y ésta es el paraíso.

Mientras estábamos parqueados cerca de esta iglesia, se estacionó, justo delante de nosotros, otro vehículo. Apenas se alejó su conductor, ¿qué pasó? Apareció un ladrón. Con velocidad de mono abrió la puerta, se echó en el vehículo, abrió la guantera, todo en dos segundos. Cuando Karel lo vio, intervino. El ladrón ya tenía en la mano unos anteojos de sol; se fugó, pero sin largar los anteojos.

En el mismo sitio, Božka compró dos manos de bananas. ¿Qué es una mano de bananas?  Pues, cinco bananas, naturalmente.

\LMLuego, fuimos al Museo Nacional de Arte.

Este museo ilustra, en teoría cronológicamente, las culturas peruanas desde Paracas hasta lo contemporáneo; en la práctica, lo primero que se ve, es europeo y no peruano; luego se pasa de lo colonial a lo precolonense, a más de lo colonial, finalmente a contemporáneo.

En la escalinata de entrada, cuelga un gigantesco tapiz de Aubusson.