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mejor dicho tomando muy en cuenta, que la diferenciación agringada Huari/ Wari, con H y con W, se nota solamente en la lectura y es totalmente indetectable, inoperativa, en el hablar, mientras que la diferenciación Huari/Huari "de algo" cumple su función en ambos modos, a la vista y al oído.

  Y sin contar, o mejor dicho tomando muy en cuenta - para agotar el tema y terminar de destacar el abismal desatino de la versión foránea Wari con W por la versión vernacular Huari con H - que hay que agregar y considerar dos cosas.

Cosa número uno. En la versión foránea Wari, solamente una persona inculta e hipnotizada por su anglolatría la pronunciaría Huari porque no hay razón en el mundo para suponer o saber que la W tiene que pronunciarse Hu a la inglesa, porque la palabra no es inglesa; porque podría ser otra cosa; porque la W no es exclusiva del inglés, porque también se da en otros idiomas, como en alemán por ejemplo; y, en alemán, la W no se pronuncia Hu sino V - como en Wagner, el compositor, pronunciado Vágner - de manera que la versión foránea Wari con W no tiene por qué pronunciarse inevitablemente Huari, a la inglesa, sino que igualmente bien se puede pronunciar Vari, a la alemana.

Y cosa número dos. No solamente se puede pronunciar igualmente bien la versión foránea Wari con la W a la alemana, Vari, sino que, si se quiere guardar en el topónimo Huari en su versión foránea el sonido final "ari", es de hecho indispensable pronunciarlo a la alemana "Vari" porque, dentro de la nebulosidad del idioma inglés, la versión Wari, con la W a la inglesa, se debe pronunciar no Huari, con un sonido "a" claro y transparente, sino algo como aproximadamente Hueri, de manera que para lograr - y será sólo aproximadamente - el sonido Huari con ortografía angla, hay que escribir la versión foránea Warri, con dos "R", como aproximadamente en marry, con dos "R"; sino, suena como en Mary, con una "R", o sea mery, Weri, y no suena Huari.

  Ergo, consejo a esos infelices gringólatras, en inglés: be wary.

  Finalmente, el último minuto de los 40 minutos de la conversación fue una amable confesión del Señor Director, que nunca había pensado en estas cosas de la manera que nosotros las presentábamos, que iba a pensarlo más detenidamente y que, como, de vez en cuando, tienen reuniones de entidades arqueológicas, quizás presente nuestro punto de vista en una de las sesiones.

\LM/  Justo al lado de este museo, hay el Museo Nacional de Historia.  

Resultó que cuando quisimos visitarlo, estaba abierto, pero estaba cerrado: en otras palabras, estaba muy dentro del horario de atención al público según rezaba muy claramente el cartel, pero tenía las puertas cerradas al público porque simplemente el personal había decidido hacerse un almuerzo íntimo porque así le daba la gana - y que reviente el público, sin cartel modificatorio o disculpatorio. Pero el público, en este caso, fuimos nosotros, >>>>>>>>