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= También vemos, colgados de un marco, varios trozos de mallas, de diferentes materiales y de diferentes densidades, para tratar de encontrar aquella combinación que daría mejor condensación, y mejor deslizamiento del agua por capilaridad.

= También vemos, en el lugar, una plantación de varias docenas de tipos de árboles y arbustos, que se riega exclusivamente con el agua recogida por los condensadores; la idea rectora es lograr una fuente de agua por condensación bastante seguida como para poder plantar, y mantener hasta que crezca, toda una forestación, después de lo cual los propios árboles empezarían a condensar la niebla y a proveer humedad y sombra al suelo.

= Lamentablemente, hay niebla solamente seis meses al año; otro problema es que, en las mallas, también se acumula tierra traída por el viento, lo que es una dificultad mayor ya que esta suciedad impide que la condensación se deslice por capilaridad.

Mientras nos estábamos enterando de los pormenores, grandes volutas de niebla subían del mar invisible debajo de ellas, como si fueran producidas por una máquina de efectos teatrales para dramatizar la presentación del tema, hasta tapar de la vista, a veces, los propios condensadores.

\LM/
  Un cartel acaba de anunciar Lima a 23 kilómetros, pero ya hay un sinfín >>>>>>de desastrosas urbanizaciones - quizás no villas miserias pero bastante deprimentes, como acaso no podría ser de otra manera en este desierto. Debemos de estar aproximándonos por la zona la más populosa.

A primera vista, el tráfico parece ser un desastre; por ejemplo, los colectivos, que se detienen en dos hileras o tres hileras frontales, obstruyendo totalmente el paso; por ejemplo, parece que la ley de las luces rojas es que, si hay tráfico transversal, se para, y si no hay tráfico transversal, se sigue a pesar de la luz roja; si es una ley legal o una ley consuetudinaria, no sabemos.

Llegamos a Lima un sábado, y ya bien adelantada la tarde, pero ya pudimos averiguar que probablemente, y por fin, hay un laboratorio fotográfico donde nos animaremos a dejar revelar nuestras fotografías - con la máquina que queremos, con el papel que queremos, y con gente que parece responsable.

También, ya escuchamos que, por lo menos en el momento cuando abrimos la radio, había música clásica; si bien, por lo poco que escuchamos, totalmente opuesta a la que nos deleitaba tanto en Bogotá. Veremos. También por radio, escuchamos que hay el estado de sitio en Chile; es increíble cómo las cosas nos están persiguiendo, o mejor dicho, precediendo.

De todos modos, ahora, nos esperan días y días de superactividad aquí, en Lima. Antes de enfrentarlos, cuatro anotaciones para terminar con todo lo anterior a Lima.