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¿? Por ejemplo, también aparecían de repente cavernas laterales que sirven de depósitos de materiales para la misma empresa.

Finalmente, la pared de enfrente se acercó tanto a la pared nuestra, la de la cornisa, que fue difícil distinguir dónde terminaba una y empezaba la otra.

║║ El cañón debajo de la cornisa se volvió tan profundo que no se podía percibir su fondo desde el coche - pero teníamos la advertencia de no detenernos en ningún momento, so pena de volvernos sospechosos de actos de sabotaje.

║║ El cañón encima de nosotros alcanzó tanta altura que no se podía percibir el cielo sin meter la nariz contra el parabrisas - pero esa misma advertencia de no detenernos.

║║ Y por doquier, este salvajismo rocoso primitivo.

También, como en cualquier drama bien hecho, había episodios segundarios, como ser pequeñas excavaciones en la pared de enfrente - por lo menos parecían enanas en estas dimensiones colosales - para anidar cabinas de vigilancia u otras instalaciones relacionadas con la central hidroeléctrica; y cada cavidad, conectada con el camino de cornisa de nuestro lado del cañón, por, ya sea una pasarela suspendida o, peor todavía, una caja transportadora del tipo más primitivo colgada de un cable de acero cruzando el abismo.

Eventualmente, la densidad del drama se aminoró. La pared de enfrente se alejó; la altura del cañón encima de la cornisa disminuyó; si bien la profundidad debajo de nosotros siguió igual; no hubo más túneles; y finalmente, por una fuerte bajada, el camino descendió de su cornisa al fondo del cañón, al pueblito de Huallanca, el Huallanca de estratagema según la historia que escuchamos, donde vigila el puesto de acceso del otro lado del cañón.

¿Cuántos túneles hay, no sabemos por conocimiento propio, porque teníamos demasiadas otras cosas que percibir para tener el tiempo de contar túneles. Pero muy bien puede haber los 36 que las estadísticas dicen que hay, ello, sin contar lo que nosotros consideramos los medio-túneles, o sea las excavaciones en la pared para dar paso a la cornisa debajo de las rocas, pero en forma de medio arco solamente, sin necesitar una perforación cerrada.

En resumen, insólitamente memorable, este Cañón del Pato.

En Huallanca-del-Estratagema, una vez salidos de la zona restringida, seguimos - como era debido y urdido - hacia el norte, hacia el pueblo que habíamos indicado a la entrada al cañón.

Como nos alejábamos paso a pasito del cañón, observamos que su acceso norte tiene todo lo que el acceso sur no tiene: tiene un interés propio, tanto por su topografía como por una maravillosa y abundante paleta de colores; parece tener una colección enciclopédica de todos los colores que vimos y admiramos >>>>>>>>