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Aprendimos durante el papeleo - prueba de que celoso cumplimiento de las órdenes no impide durante el papeleo amigables relaciones humanas - la curiosa historia de que el pueblo de Huallanca evocado a manera de reflejo condicionado por el nombre es sólo un invento por estratagema, y no el Huallanca verdadero y original.

Resulta que cuando se construía el ferrocarril desde la costa hacia esta zona, su terminal debía ser el pueblo de Huallanca original, al sur del Cañón del Pato; y resulta que cuando el ferrocarril había alcanzado recién la entrada norte del cañón, se proclamó con toda pompa, pero prematuramente, que la construcción del ferrocarril ya había alcanzado su meta; que fue cuando también se descubrió que se habían terminado los recursos pecuniarios y que la punta del ferrocarril tenía que quedarse donde estaba; y para solucionar el dilema con toda la astucia y premura que requería el caso, se fundó urgentemente un pueblo justo donde se había parado la construcción, y se lo llamó Huallanca. De manera que la noticia proclamada de que el ferrocarril había alcanzado el pueblo de Huallanca era perfectamente verdadera y correcta, aun con un Huallanca falso. Así que todavía hoy, hay dos Huallancas, el original, al sur del cañón, y el inventado, al norte del cañón.

¡Ay! Otra interrupción. ¡Qué vida, ésta! Si le falta continuidad o cohesión a este relato, no es culpa nuestra.

Esta interrupción se debió a una irresistible puesta de Sol sobre la cresta de nevados de la cordería Blanca. Estamos notando que lo mejor de la cordería Blanca y del Callejón de Huaylas es la puesta de Sol; y ésta es realmente espectacular. Ya en Caraz tuvimos la hermosura de la puesta de Sol, y recién fue otro espectáculo magnífico. Es un espectáculo que cambia rápido, en colores y en fases iluminadas de diversas maneras. Una puesta de Sol aquí es demasiado única y efímera para no dedicarle toda la atención mientras dure.

Vamos a tratar de retomar otra vez el hilo del relato. ¿Qué íbamos diciendo? Ah, sí.

Después de la barrera, en un principio, el paisaje no cambió mucho de su asombroso marchitamiento anterior, pero pronto las cosas se metamorfosearon dramáticamente.

O Sin saber muy bien cómo, nos encontramos en un camino en cornisa cavado 
  en una pared de cañón, con la otra pared todavía a cierta distancia.
O Pronto aparecieron túneles, uno tras el otro.
O La pared del otro lado se fue acercando a nosotros.
O El cañón se fue ahondando debajo de nosotros y elevándose por encima de
  nosotros.

Los túneles del Cañón del Pato no son del tipo bien educado o avanzado; son túneles salvajes; no tienen forro de cemento, salvo algunos de ellos, o salvo partes de algunos de ellos, cuando la roca es por demás inestable. Los túneles del Cañón del Pato, en su mayoría, están perforados a través de las masas >>>>>>>>