español english français česky

Justo acaba de pasar por aquí un policía. Le preguntamos qué son esas explosiones. Líricamente nos explicó que es la costumbre aquí aprovecharse de cualquier pretexto, desde un cumpleaño particular a un aniversario comunal, para disparar cohetes de estruendo hasta cansancio. No, gracias, la vida en Huaraz no es una vida.

Después de trabajar asiduamente toda la mañana en tareas varias, esta tarde vamos a visitar otro sitio arqueológico, el de Huilcahuain, del cual sabemos, que es de un tipo como no vimos hasta ahora, y que se encuentra a la confortable distancia de cinco kilómetros del centro de Huaraz.

Fuimos a Huilcahuain.

La primera cosa que aprendimos es que, definitivamente, no se puede fiar en ninguna dirección dada por Peruanos; ni por escrito.

"Distancia de cinco kilómetros y parcialmente asfaltada", habíamos visto impreso, negro sobre blanco, en un folleto local. En la realidad, después de tres kilómetros asfaltados - que podría ser aquello de lo parcialmente pavimentado, nos enfrentamos con casi seis kilómetros adicionales de un horroroso camino, subiendo fuertemente, con muchas curvas, y pareciéndose, a veces, más a un lecho de un torrente que a un camino, donde la única velocidad razonable para no arruinar algo en el vehículo era de 10 a 12 kilómetros por hora, casi siempre en baja, a veces en primera. Y una cosa es constatar, ahora, cuando se sabe cómo terminó el episodio, que fue, pues, media hora de trepidaciones de piedra en piedra, de curva en curva, y muy otra cosa fue la angustiante incógnita de cuánto más ese infierno iría a continuar y hasta qué límite había que arriesgar el vehículo.

El folleto también asegura que hay buena señalización. Vimos un solo cartel, raquítico, y, ya que el "torrente" por donde nos arrastrábamos tenía, de vez en cuando, un tributario, tuvimos que preguntar varias veces.

En el sitio arqueológico, vimos, en primera percepción, varias construcciones, de varias extensiones, en varios lugares.  En más detalle, vimos lo siguiente.

║ Todas las construcciones, tanto extensas como restringidas, bajas, de espesos muros - y de piedras, para cambiar un poco, de todo el adobe que vimos últimamente.

Son construcciones bastante secretivas y herméticas, con entradas pequeñas, especialmente cuando comparadas con el notable grosor de los muros, tan pequeñas que hay que doblarse, y, a veces, casi arrastrarse de rodillas, para poder entrar.

El interior de los edificios, también en contraste con lo que vimos últimamente, es hueco; dándose espacios - que es difícil llamar cuartos - desde un solo "cuarto" en los edificios menores, hasta toda una multitud de >>>>>>>>