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Y luego, se sucedieron simples huaqueros soñando con algún tesoro todavía no descubierto.

Incidentalmente, la minería de los primeros Españoles y el huaquerismo posterior contribuyeron, naturalmente, al deplorable estado de hoy.

Y los huaqueros en sus sueños no se equivocaban. Aun después de la minería española por mayor y después del huaquerismo en serie, en fecha tan moderna como lo es 1972, una expedición arqueológica descubrió restos culturales dignos de un faraón - después de haber estado huroneando, hozando, desde 1969.

Aun hoy en día se dan casos de huaquerismo, y puede ocurrir que pobladores de la zona confundan honestos visitantes de los lugares apartados, por huaqueros y amenacen con armas de fuego. Es inevitable preguntarse por qué lo hacen ya que muchos de ellos mismos son pobladores ilegales quienes, por colmo de males, emparejan muchas de las ruinas perimetrales en campos de cultivo - a no ser que se consideren ellos mismos como los únicos huaqueros predestinados por su proximidad.

E incluso pueden tener suerte. En términos generales, los tesoros chimúes fueron menos víctimas de saqueos durante los siglos que los tesoros de otras civilizaciones por haber estado protegidos más fuera de vista en sepulturas menos obvias.

¿Cuántos habitantes habrá tenido esta grande y grandiosa metrópoli? Se calcula unos 300.000. Una enormidad para cualquier parte de la Tierra en aquellos tiempos.

Así es la historia de esta ciudad que se puede considerar una capital imperial porque el imperio chimú era bien extenso: hasta el golfo de Guayaquil, en dirección al norte; hasta Paramonga, en dirección al sur.

En sus actividades otras que edificadoras, los Chimúes eran más industrialistas que artistas. Ya vimos que la pesca tenía importancia estatal - por las decoraciones de los edificios en Chan Chan. Y la producción textil y alfarera era tan por mayor, casi industrial, que tuvo que normalizarse y perder así esmero, originalidad y vigor - no alcanzando los Chimúes, en estos renglones, el nivel artístico de sus predecesores en la zona.

Lo que, muy lamentablemente, abre la cuestión de quiénes eran los predecesores de los Chimúes - o sea de quiénes eran los Chimúes mismos.

Otra vez, el peligro de que la arqueología peruana es un paraíso de arqueólogos, etc. etc.

Mejor agarrar el tema por el lado donde todo el mundo está de acuerdo, y de ahí dejarse bajar en las profundidades de la incertidumbre de opiniones varias.