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(5) Recién los muy poderosos incas lograron conquistarlas, en los años 1475 y siguientes; y fueron los incas quienes, para dar un poco de unidad práctica a todos estos grupos diversos, les dieron el nombre global de Habitantes del Monte de Nieblinas, o sea Chachapuyos, y es así, Chachapuyos, que todavía hoy se hace referencia a estas gentes en esta zona, como pudimos escucharlo.

(6) Es de interés saber que no todo era color rosa en el imperio incaico; de todos los grupos étnicos sometidos por éste, fueron los recién denominados Chachapuyos que presentaron más resistencia y luego rebelión.

    Después de una tercera gran sublevación chachapuya, que requirió en la práctica una reconquista de los Chachapuyos por el incario, el inca Atahualpa ordenó que todos los adolescentes chachapuyos de ambos sexos fuesen deportados a otra parte del Tahuantinsuyo, el actual Ecuador - lo que no se logró concretar por la llegada de los invasores españoles.

(7) Si los incas tuvieron tantos problemas con dominar estas gentes es de preguntarse por qué persistían en ello.

    La respuesta es económica; para aumentar la producción de maíz, y de pasto para los rebaños de llamas del inca, ya que las condiciones climáticas de estas tierras son más favorables para ello que aquellas más al sur.

(8) Finalmente, ante el tamaño, y más especialmente la cantidad, de restos arqueológicos dejados por los que no se conocían a sí mismos como Chachapuyos, menos todavia como Chachapoyas, uno se pregunta cuántos había. De aquellos que vivían en las zonas bajas amazónicas, no hay manera de saberlo; de aquellos que vivían en las serranías, o sea de aquellos sometidos por el incario, se sabe que fueron divididos por los incas en cuatro hunos, o sea cuatro grupos, de 10.000 familias nucleares cada uno, lo que, contando seis miembros por cada familia, nos da una estimación de 240.000 en las sierras.

Preguntamos si nuestro tan amable interlocutor sabía la fecha de Cuélap; nos dijo, del siglo XIV; le mencionamos que habíamos escuchado las fechas de los siglos VI d.C. y VI a.C.; él, con una actividad mental evidentemente a toda prueba dio en seguida con el denominador común: el siglo XIV se traduce en una edad de 600 años, lo que el descuido y la falta de concepto de ciertas personas metamorfosean en 600 años d.C. ó 600 años a.C. en vez de dejarlo simplemente como 600 años de edad. ¡Qué ilustración más perfecta de la falta de claridad de tantos cerebros humanos!

En cuanto a Cuélap, ahora tenemos la confirmación de que las protuberancias que nos sugirieron Soles son Soles; y sabemos que lo que nos pareció cualquier cosa desde un jaguar a un mono es un jaguar, o por lo menos una estilización de felino; siendo estos dos motivos, Soles y felinos, entre las razones por >>>>>>>>