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El último rasgo de interés de la acrópolis fortificada de Cuélap es que parece haber tenido el apoyo defensivo de dos otros sitios de igual naturaleza, uno hacia su norte y uno hacia su sur.

El aspecto visual de Cuélap es bastante único por sus sinuosidades y arabescos; pero el aspecto conceptual es todavía más interesante. ¿En qué otras partes se dan estructuras circulares en vez de cuadrangulares? En Yucatán. ¿Dónde se dan los adornos romboides y en zigzag? En Yucatán. ¿Dónde se dan bóvedas de mampostería sin arco de piedra-clave? En Yucatán. Hasta la serpiente que vimos tallada en una de las piedras parece una serpiente con plumas - de México.

Ahí está el detalle con potencial quizás heterodoxo, quizás esotérico, de esta ruina muy interesante por su estructura y su ubicación: las posibles conexiones continentales que sugiere.

Pero, para repetirlo, con un precio de acceso, en dinero, tiempo y esfuerzo, por demás excesivo salvo dentro de un contexto mayor.

Se está hablando de la construcción de un aeropuerto en la vecina localidad de Chachapoyas y de un camino carreteable de acceso hasta las ruinas mismas.

Hay que imaginarse cómo sería un vuelo en avioneta, por definición pequeña, por encima de la turbulenta, impredecible, Cordillera; y la carretera tendría diez kilómeros muy bravos - muy bravos según opinión lugareña, lo que no es poco decir y lo que nos podemos imaginar muy bien. Pero el peligro está que algún día, quizás, las ruinas serán más accesibles - aunque aun así no muy accesibles; y entonces habrán perdido su carácter prístino de ahora porque entonces, por cada maleza, por cada árbol, que les da un sello de antigüedad y autenticidad, habrá un turista estropeando el ambiente, y la vista a otros turistas. Como están las cosas ahora, fue muy alto el precio en penurias y esfuerzos que pagamos - pero durante la subida, durante la estadía, durante la bajada, la senda, las laderas, las ruinas, fueron nuestras y solamente nuestras.

Si bien las ruinas fueron descubiertas ya en el siglo pasado, es recién en los últimos seis años que el gobierno se acordó de ellas; antes, solamente buscadores de tesoros con dinamita se interesaban en ellas. Lo que quizás explica los celosos cuidadores.

Ahora, todavía se ve, como vimos nosotros, cráneos y osamentas de los moradores pretéritos, diseminados al azar en varios sitios; pronto ya no será así.

Ahora, falta comparar con Sacsayhuamán y Machu Picchu.

Por otra parte, esta misma mañana, con la luz del día - antes de desayunar, antes de empezar el relato que antecede - nos enfrentamos, para nuestros asombro, disgusto y amargura, con una consecuencia de nuestra visita a Cuélap, >>>>>>>>