español english français česky

debarcó, ya que, luego, quedó pegado a la costa durante una distancia apreciable?  ¿Qué guió sus pasos cuando, finalmente, viró tierra adentro?

Nuestro primer control de policía en el Perú. Control obligatorio, según proclama imperativamente el cartel. Esperamos cuando haya un control de policía optativo.

Por lo menos, por lo hablado con los oficiales, ahora sabemos por qué estamos sufriendo así cada metro del camino. Su estado, es correcto y apropiado llamarlo catastrófico porque se debe a una catástrofe, a las grandes lluvias que nos arruinaron la época seca en el Tapón del Darién y que, aquí, arrasaron con todo, inclusive con puentes de hormigón; el Niño.

Aproximándonos al pueblo de Sullana, apareció el repentino milagro de cultivos: cocoteros, bananos, sorgo, maíz, algodón; también vacunos, ovinos, caprinos; y también nubes de garzas blancas asediando hombres trabajando en los campos, mejor dicho asediando los campos trabajados por los hombres. ¿Será el advenimiento de un mundo nuevo, o un oasis solamente? La carretera misma se unió al espíritu general de mejora: se ha vuelto una cinta de asfalto carreteable.

Oasis solamente fue. Sigue el desierto, puro y llano, hasta donde llega la vista. La carretera parece haberse vuelto definitivamente buena, por lo menos por ahora.

Alcanzamos la ciudad, o pueblo grande, de Piura. Su único derecho a mención es que se levanta en el sitio donde Pizarro fundó el primer poblado europeo en el Perú, bajo el nombre de San Miguel. Nos preguntamos cómo Francisco Pizarro, con las tensas incógnitas y los siniestros y grandiosos proyectos que tenía por delante, pudo todavía, y por qué decidió, desviar parte de su tiempo y de su energía a la fundación de lo que sea, cosa tan insignificante e inmaterializable en sus circunstancias. A no ser que haya sido por una razón burocrática que es la única razón que se nos ocurre para semejante intempestiva incongruencia.

Compramos nuestra primera gasolina en el Perú, por galón gringo, naturalmente, por un gran total de 70.000 soles, todos "de oro", naturalmente. Realmente, nos sentimos millonarios.

Sabíamos que, de Piura a nuestra próxima meta, la ciudad de Lambayeque, tendríamos que cruzar el gran desierto de Sechura. Lo estamos cruzando ahora. Ya tuvimos contactos anteriormente con médanos, algunos altos, algunos blancos, algunos rosados, pero es la primera vez que vemos semejantes extensiones de horizonte a horizonte, a lo largo de decenas de kilómetros y kilómetros. El viento barre con fuerza la finísima arena desde un lado del asfalto al otro, exactamente como barría la fina nieve del Artico.

Pero mientras, en el Artico, no era, dentro de lo admirable, tan sorprendente que gente viviera en aquella inhospitalidad - por toda la caza y pesca que hay - aquí, es curioso que, entre estos médanos de arena ambulante, haya familias >>>>>>>>