español english français česky

maquetas en terracota de pagodas, un buda sentado, personajes y máscaras como sacados directamente de una ópera china, ánforas de distinción mediterránea, vasijas de delicadeza de decoración y de pulido simplemente clásicos, complicados incensarios antropomorfos con el personaje sentado en una campana de forma perfecta invertida y llevando en la cabeza un platillo en el cual se quemaba el incienso para que - por un proceso que no entendemos - el humo saliera por orificios naturales del cuerpo como ser las orejas y la nariz; y naturalmente, hermosos objetos incaicos; aun en objetos tan simples como cuencos de forma depurada, las decoraciones ostentan una gran variedad de inventiva.

   En este museo, no se puede decir, como se puede decir en tantos otros museos, "ah, otra vez motivos del habitual primitivismo estereotipado"; aquí, todo es madurez de invención; en otras palabras, este museo expresa e ilustra el polifacetismo de la arqueología ecuatoriana, dentro del espacio forzosamente limitado de un piso de edificio, como no se podría expresar o ilustrar mejor en un espacio cuatro veces más amplio.

Para nosotros, esta visita tuvo el interés adicional de ver expuestos en un museo, con toda la venerabilidad e inaccesibilidad que ello significa, las mismas cosas con las cuales tuvimos contacto personal, de confianza se podría decir, en la arqueología viviente de las excavaciones; por ejemplo, los mismos tipos de tiestos más antiguos de América de la cultura valdivia que vimos saliendo a la luz del día bajo las manos de los arqueólogos en la costa; por ejemplo "solamente" una fotografía de los Amantes de Zumpa que nosotros vimos y fotografiamos en su tangible realidad.

Respecto a los Amantes de Zumpa, tuvimos la sorpresa de que - después de haber escuchado la arqueóloga (que nos hizo los honores de los esqueletos) enfatizar claramente que las piedras entre los huesos no denotaban una lapidación punitiva sino que eran ofrendas para proteger a los muertos en una cultura que todavía no conocía la cerámica y por ende no podía utilizarla para ese propósito - leímos, en la leyenda de la fotografía, que las piedras indicaban una lapidación postmortem. Hubiese sido interesante hablar con la dirección del museo pero hoy es domingo.

Hay también una escueta sección de objetos de oro pre-colonenses; salvo una pieza, sin duda llamativa, de un Sol con su melena de rayos, es esta sección muy pobre.

Menos mal que recién ahora, cuando ya cenamos y estamos por acostarnos, empezó a llover, y no durante nuestras caminatas.  Y llueve fuertemente.

. .
*