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Este fue el fin de los garabatos mnemotécnicos de Božka, porque el pueblito siguiente es Huambi, donde estamos ahora.

Aquí también, las casitas están pintadas de varios colores: verde pálido, violeta, verde oscuro, amarillo apagado; todos, bastante dejados y desteñidos, pero, con todo, un refresco para la vista.

Nos preguntamos si este viaje no es tiempo, energía, dinero, desgaste del vehículo y de nosotros, perdidos. Toda la bajada abrupta de la Cordillera hasta Limón fue bastante parecida a la bajada de Chiquinquirá a Muzo; y de Limón a aquí, la vegetación y el ambiente en general son bastante parecidos a lo que vimos en Panamá - a veces, como yendo a Yaviza, a veces, como cruzando el Istmo, salvo que, aquí, la topografía está un poco más ondulada, y salvo que, aquí, hay una sorprendente densidad de población, casitas-y-jardines tras casitas-y-jardines, casi sin interrupción, y gente por todas las partes. La gente, vestida de la manera cosmopolita habitual y bastante limpia.

Mañana, cuando lleguemos al pueblo de Macas, punto final de esta incursión en lo que los Ecuatorianos ya llaman la Amazonia, veremos; por lo pronto, en lo que tendría que ser la tranquilidad amazónica, siempre aparece de algún lado el infierno de una motocicleta con escape libre que imposibilita la grabación de estas notas, cuando tenemos que interrumpirnos y esperar pa-cien-te-men-te.

Apenas nos paramos aquí, en Huambi, se nos acercó una anciana para preguntar si íbamos a dar una función. ¿Una función? Sí, algún cine. Lo que nos hace acordar de que, a veces, cuando nos paramos, la gente se acerca preguntando qué vendemos. Al principio, creíamos que era un pretexto para acercarse y satisfacer su curiosidad. Pero, eventualmente, nos dimos cuenta de que realmente la gente está acostumbrada a vendedores ambulantes, y nosotros, a pesar de nuestro rótulo de Primera Expedición Panamericana Integral, le parecemos otro vendedor ambulante más.

Hablamos con un lugareño, preguntándole sobre la seguridad y tranquilidad por estas partes. En resumen, la gente por aquí es buena y tranquila, y si hay que abrir el ojo a veces, no es por los Shuaras - aquí nunca nadie hablará de Jíbaros - sino por gente que, a veces, se infiltra por aquí desde la costa, "como de Cuenca" - según una noción algo simplificada de geografía. Shuaras, según creemos haber detectado.

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Esta mañana, Božka estuvo descubriendo los efectos de la gran bajada de ayer. Frasco de plástico tras frasco de plástico, implotados, lo que comúnmente se llamaría chupados, por la diferencia de presión atmosférica que, adentro de >>>>>>>>