español english français česky

Este subterráneo es nuevo, limpio, eficiente, y lleno de evidencias de las buenas intenciones de sus constructores de hacerlo ameno. Pero, es este último renglón que, según nuestro parecer, falla. Hay algunos murales de mosaicos, unos tapizaditos de los asientos, y un tipo de música en el aire, que no se puede describir de otra manera que utilizando otra vez aquella misma palabra: circo. Además, si bien los trenes corren sobre ruedas de goma, ello no disminuye el ruido ambiente al nivel que uno esperaría.

/*\ Montréal es también una de las dos puntas de la vía de navegación, el famoso Seaway, que se extiende, por medio de grandes trabajos de esclusas, entre aquí, donde termina la navegabilidad del San Lorenzo, y la extremidad más occidental de los Grandes Lagos, unos 3.600 kilómetros tierra adentro; la razón por qué esta punta de la vía, y Montréal mismo, se encuentran aquí, es la misma por qué los invasores europeos que venían por el río de Canadá tenían que parar aquí y no podían seguir por el río - a saber la presencia de rápidos. Pero las estructuras fundamentales, sin las cuales el proyecto en su conjunto no se podía haber realizado, según nos enteramos, se encuentran en Ontario; trataremos de volver sobre el particular cuando allí lleguemos.

Seaway. ¿Por qué no llamarlo, en castellano, por lo que es, por lo que la palabra quiere decir? Literalmente: Marvía. Entre literal- y conceptualmente: Víamar. Conceptualmente y, de paso, en castellano, dinámico: Víalmar.

Nos escurrimos de Hochelaga - lo que significa Represa de los Castores, nombre paraboriginal del sitio antes de que los Europeos lo usurparan para su Montréal - por la maraña de autopistas que parece ser el collar necesario de cualquier ciudad grande moderna. Vamos a pasar la noche entre el Canadá Bajo y el Canadá Alto, entre las provincias de Québec y de Ontario, más precisamente entre Montréal - que todavía no sabemos por qué no se llama Montroyal - y Ottawa.

. .
*

Anteayer, y ayer, nos quedamos en el lugar donde pernoctamos después de nuestra salida de Montréal; descansando un poco, atareándonos mucho con cosas atrasadas como siempre.

Pero siempre se descubre algunas cosas, lo que incluye escuchando la radio. Así aprendimos

•• que, anteayer, hubo un pequeño terremoto en la zona de la ciudad de Québec;
•• que, hace una semana, hubo un pequeño terremoto en la zona de Montréal;
•• que las temperaturas - la palabra adecuada - tibias que prevalecen en >> estos días no se habían visto en los últimos cuarenta años en esta zona en >>>>>>>>