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Mientras tanto, con este cambio de programa, nos queda justamente un poco de tiempo para volver a lo de Huaina Cápac, Huáscar y Atahualpa.

Huaina Cápac fue el último Inca de la larga línea de Incas que supieron construir, o mejor dicho, amalgamar - a expensas de sus vecinos sucesivos se entiende - el famoso Tahuantinsuyo, mejor conocido como Imperio Inca, extendiéndose, en su mayor expansión, de la mitad de Chile a la zona sur de Colombia que ya mencionamos cuandro cruzamos la frontera norte de dicho Tahuantinsuyo.

Este Inca Huaina Cápac tuvo de su mujer legítima un hijo que, por lo tanto, era el heredero oficial. Este fue Huáscar. También tuvo, de una concubina suya, otro hijo - por lo tanto no heredero, pero al cual quiso mucho. Para satisfacer tanto a la ortodoxia como a su amor paterno, Huaina Cápac decretó la división, a su muerte, del imperio inca entre Huáscar, en el sur, con Cuzco, la tradicional capital de todo el imperio desde sus principios, y Atahualpa, en el norte, con Quito, como su nueva capital. Además, para mantener la unidad espiritual del imperio, el Inca padre, Huaina Cápac, decidió que su corazón fuese inhumado en Quito, y su cuerpo en Cuzco. A pesar de todo, como quizás era fácil de prever, a la muerte del padre Huaina Cápac, los dos medio-hermanos, Huáscar y Atahualpa, se enfrentaron.

Fue Huáscar, el heredero oficial, quien fue a desafiar a Atahualpa, casi hasta Quito, pero fue Atahualpa quien venció a Huáscar ya en la primera batalla, y siguió venciéndole en batalla tras batalla durante la retirada de Huáscar hasta cerca de Cuzco, cuando Huáscar fue eliminado definitivamente y Atahualpa se quedó con todo el imperio - pero no se puede decir que definitivamente, porque ya entonces la sombra de Pizarro estaba encima de él.

Es de aquellos tiempos que vienen los virulentos enfrentamientos entre Ecuador y Perú hasta en este siglo XX; y de antes también, por los dos años que, se dice, le tardó a Huaina Cápac vencer la resistencia de la nación quiteña contra el expansionismo inca.

Fue Huaina Cápac quien construyó Ingapirca. Fue Atahualpa quien, por venganza contra los Cañaris, destruyó Tomebamba, aquí, en el sitio de Cuenca.

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Impulsados por el descubrimiento de que la vergonzosa música clásica se esconde cuidadosamente entre las trece y las catorce, cuando es más probable que nadie la escuche, esta mañana, investigamos las ondas radiofónicas empezando a las cinco de la madrugada, cuando probablemente también estarían propalando algo vergonzoso mientras la mayoría de la gente todavía duerme.