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sabe hasta ahora, que su ocupación como cultura valdivia se extendió unos 1.700 años, hasta 1800 a.C.: se encontró en él todas las fases de la evolución valdivia salvo la última - la fase IX; o sea que la cultura siguió en el otro sitio cuando aquí ya se habia apagado.

<> Fue descubierto aproximadamente en la misma época cuando fue descubierto el de Valdivia propio, y ya entonces se exploró varias hectáreas; pero intervino un hiato de unos ocho años, y recién el año pasado se emprendió una nueva fase de exploraciones - las que, esta vez, parece que van a seguir porque están financiadas por la Corporación Ecuatoriana de Petróleos. Y son muchas más hectáreas para explorar.

\_ Vimos áreas, delimitadas en el suelo por estacas y sogas, todavía intactas, esperando la atención futura de los arqueólogos.

   Una y otra vez, nos maravillamos ante el misterio del escogimiento, en el puro suelo raso, de tal o cual área, y no de otra, para empezar a excavar a ver qué hay debajo, sin saber, naturalmente, qué hay, o si hay algo, debajo. Por lo mejor que pudimos entender el misterio, se trata, en un 50/oo, de una combinación de observación del terreno, de deducciones basadas en experiencia general, de ciertas fórmulas estadísticas, y en un 50/oo, de puro riesgo.

\_ Vimos un área, así delimitada, ya siendo limpiada de su capita de unos cinco centímetros de humus superficial reciente, para poner a descubierto tierra de posible interés arqueológico.

   Una vez destapada esta primera superficie de interés, como primera medida, se estudia las grietas y se las hace más visibles con cualquier fierro puntiagudo. Luego, interviene el ojo clínico arqueológico; bajo la guía de un arqueólogo, nuestros ojos descubrieron, entre una multitud de grietas sin ton ni son, un patrón que, de repente, se hizo tan evidente que nos maravillamos cómo no lo habíamos visto a primera vista: la zanja de las antiguas fundaciones de una antigua construcción, y sus lunares, antiguos hoyos de antiguos postes de madera.

\_ En otra tal área, ya se estaban dedicando a la fase siguiente de trabajo, escarbando cada uno de los ex-hoyos de ex-postes - y no como quien hace un hoyo para un poste sino como un dentista probando una carie; con un poquito de cuchara de albañil, mucho de cuchara sopera, y una buena dosis de cepillo, ajustándose exactamente a cada detalle de las paredes verticales y del fondo de cada hoyo. Luego, cada hoyo se merece una representación en papel milimétrico.

   Una vez que todos los hoyos recibieron su amorosa atención, lo mismo ocurre con el material de hoyo a hoyo, de manera que, eventualmente, se quedará la zanja vacía.

   Todo, siempre con el mismo cuidado milimétrico, sin olvidar de comparar los varios colores del suelo con una carta de colores codificados, y de poner, de >>>>>>>>