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manzanas por la cantidad de canastas; el resultado numérico es el mismo, pero la elegancia de raciocinio no lo es.

  También escuchamos una charla educativa referente a la contaminación ambiental; con toda seguridad, estaba traducida de un texto vespucciano; una persona de habla hispana con uso de sus facultades mentales nunca hablaría de un molino de acero sino de una acería, o de altos hornos, o de fundición; tampoco hablaría de un molino de telas sino de una tejeduría, y tampoco de un molino de papel sino de una fábrica de papel, ya que ningún acero se muele, ninguna tela, ningún papel, se muele.

/ También tuvimos una noticia - por fin buena - de un país que tenemos todavía por delante. Resulta que en Chile empezó, hace un par de semanas, una emisora radiofónica exclusivamente para niños y con locutores también niños, con programas, tanto hablados como musicales, para una audiencia de 4 a 14 años de edad; es prueba ello de lo dicho hace poco, que seguramente hay noticias buenas en este mundo pero no pasan la censura sanguinaria y sensacionalista de los periodistas.

  Hay que aclarar que esta noticia buena la recibimos porque no fue sujeta a tal censura, la recibimos por la emisora del convento franciscano; es la emisora que se atrevió, el otro día, a propalar música del diabólico Paganini; en otra oportunidad, propaló el vals de Strauss, Vino, Mujeres, y Canciones - con la debida aclaración del buen padre-locutor que no era la orden franciscana que así lo recomendaba, que así era el título dado por el compositor.

| En cuanto a encuentros interesantes, fueron como sigue.

>>  Nuestra primera diligencia en Quito fue ir a hablar con un coronel que fue el jefe de la expedición a aquella cueva de las maravillas, o de los Tayos. El muy amable coronel no proporcionó datos adicionales a los proporcionados por el muy amable médico mayor, pero sí unas contradicciones.

   En resumen, de esta cueva, hecha famosa como obra de manos inteligentes, como de límites todavía desconocidos pero en los centenares de kilómetros, inclusive extendiéndose debajo del Perú quién sabe hasta dónde, y como conteniendo objetos extraordinarios de materiales extraordinarios, y también tesoros incaicos, aprendimos lo siguiente.

» La existencia de las cavidades intraterráneas, o por lo menos de sus accesos, era bien conocida por los lugareños porque en los accesos se anidaban, y se anidan, grandes colonias de los pájaros llamados tayos, cuyos polluelos tienen la particularidad de ser un manjar de primera, así que cada año, en el mes de abril, los lugareños bajaban, y bajan, a los accesos de las cuevas a proveerse de alimento bueno y barato.