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asimétricamente un poco de costado; también misericordiosamente, o más probablemente porque no había otra manera, los trece bustos no están repartidos simétricamente de ambos lados del paseo.

ø|  También hay, también sólo a medio terminar, una llamada Ciudad del Medio del Mundo, con plaza de toros, capilla y otros edificios apropiados.

ø|  Pero todo está abandonado.  Cuando el prefecto que inició este proyecto como un gran aporte al turismo ecuatoriano fue reemplazado por un nuevo prefecto, éste decidió que era todo sin interés, lo dejó todo parado; ahora, se espera que, dentro de pocas semanas justamente, cuando se instale un nuevo prefecto, éste, a su vez, asignará fondos para la continuación y terminación de la empresa.  Por lo visto, las politiquerías no conocen límites.

Por si acaso algún día se deciden a erigir un cuarto marcador de la línea ecuatorial, ya sea para tener un tercer marcador correcto, o si los tres presentes resultaren equivocados, sugerimos que, el augusto ingeniero encargado del proyecto se dé cuenta de que se trata de glorificar no el globo terráqueo sino el círculo ecuatorial, y que, en vez de proponer la novedosa idea de un cuarto globo terráqueo, proponga algo como una cinta de material brillante de cierto ancho, describiendo un círculo de cierto diámetro, como figura principal del monumento, indicándose los continentes por sus perímetros solamente, con algún material oscuro mate. Naturalmente, se vuelve, si se quiere, al concepto de un globo terráqueo pero, como diría un peón de campo amigo nuestro, es lo mismo pero diferente.

Organizando nuestros próximos pasos, decidimos que, al regresar a Quito, mañana - en vez de quedarnos sólo un día y salir ya el martes, como pensábamos hacerlo, a dar una vuelta por Ecuador mientras pasaría el tiempo para el consulado vespucciano y para las cubiertas aéreas - nos quedaremos en Quito toda esta semana hasta el sábado, y recién el sábado saldremos, si Dios quiere, a dar la vuelta a Ecuador.

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Hoy, lunes, cuando íbamos a arrancar de vuelta para Quito, pensando que teníamos la cuestión de los tres marcadores aclarada y bajo control, se nos presentó otra fuente de información, con otra historia, para arruinar nuestra tranquilidad intelectual.

Primeramente, según esta fuente, el marcador viejo de Calacalí no fue erigido originariamente en dicho pueblo como lo hace suponer la inscripción que lleva sino que se erguía originariamente en el preciso sitio donde ahora se levanta >>>>>>>> >>>>>>>>