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quejándose de lo que llama la total anarquía del tráfico; se ve que el autor nunca pisó Bogotá; y aun sin comparaciones, insistimos, el tráfico de Quito es mansito.

Pero, primero, unas anotaciones varias.

Esta mañana, descubrimos un pequeño centro comercial llamado Caracol, y de caracol tiene más que el nombre; es una construcción de una altura de cinco pisos, en la cual los pisos no son horizontales y paralelos sino que van bajando en espiral alrededor de un hueco central; se toma un vertibús hasta el punto que se desea y luego se baja caminando por la espiral.

Tuvimos que emerger de todos los peligros de Colombia y llegar hasta Quito para vernos objeto de una tentativa de ratería; algún ladrón trató de cortar uno de los bolsillos externos de la campera especial que Božka tiene, con varios bolsillos, especialmente internos, y de cuyo tipo Karel también tiene una, para llevar siempre encima todos nuestros - o mejor dicho, para mayor seguridad, casi todos nuestros - papeles importantes. Como, en el lugar donde el ladrón cortó la campera, ésta tiene un espesor de siete capas encimadas, no logró cortar las últimas capas, y lo que había en el bolsillo interno - lo importante - se quedó en el bolsillo; pero es curioso cómo son las cosas.

Las noticias siguen siendo exactamente lo que no necesitamos:

Bolivia tiene una inflación del 1.000 (¡mil!) por ciento.
- En el Perú, los enfrentamientos entre los senderistas luminosos y las >>autoridades establecidas van arreciando.
- En El Salvador, la situación se va volviendo cada vez más crítica, inclusive >>las comunicaciones postales con el  mundo exterior quedaron interrumpidas. >>Quizás así sea necesario para que la situación se vuelque finalmente hacia >>un lado u otro.  En este momento, nos estamos alejando de El Salvador, pero >>nos gustaría poder incluirlo, tenemos que incluirlo eventualmente, en esta >>Expedición.

Sí, para nuestro descanso dominical, pues, siendo aquello de descanso, naturalmente, un chiste de los irónicos, vamos a ir al segundo marcador - o al primero, cronológicamente, como se quiera - en fin, al otro marcador, de la línea del ecuador.  En San Antonio de Pichincha.

San Antonio de Pichincha.

No sin sorpresa - más realísticamente dicho, con asombro - acabamos de enterarnos de que este marcador del ecuador aquí, en San Antonio, no es ni viejo ni equivocado; tan reciente, que no está terminado, y equivocado ni por casualidad, se nos asegura, porque está ubicado según los cálculos del ecuador más recientes que descubrieron y corrigieron la inexactitud de la comisión franco-española del siglo XVIII. Por lo menos, agregamos nosotros, siempre que no venga una nueva comisión científica con instrumental y métodos aún más >>>>>>>>