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tanto más habría probabilidad de tiempo bueno el lunes; parece que nuestra lógica no falló; hace un tiempo soleado perfecto.

La verdad es que no estamos todavía decididos en cuanto a qué pensar de la seguridad del vehículo y, por lo tanto, a qué hacer con la atractiva invitación del guaquero; pero, como ya lo hicimos en circunstancias pasadas, lo vamos a tomar paso a paso - sin temer cosas por la sola razón de ser desconocidas, pero sin temor a retroceder en cualquier momento que así nos pareciere.  Vamos pues a nuestra cita.

Pasó el día, y estamos por pernoctar cerca de nuestras conocidas matas de cafetos y de bananos - pues sí - otra vez frente al Parque Arqueológico de Tierradentro. Cuando la gente nos vio llegar, no lo quiso creer - y nosotros tampoco.

Esta mañana, la cosa empezó bien. Nos encontramos con nuestro maestro guaquero en Inzá y fuimos con él a la aldea de Turminá.

El recorrido fue el primer capítulo lógico en nuestro aprendizaje de guaquerismo.

Aprendimos que, para descubrir potenciales lugares de guacas, o sea de tumbas precolonenses, el guaquero no mira a sus pies, no mira alrededor de él, mira lejos, a veces lejísimos, a dos, cinco, diez, veinte kilómetros; desde las laderas de un lado de un valle, las laderas de los cerros en la lejanía del otro lado del valle - a veces, incluso, con prismáticos; trata de detectar pequeños espacios aplanados no congruos con la estructura natural de la topografía; cada tal espacio incongruo con la topografía natural puede ser un posible sitio de vivienda, hoy desaparecida - no imposiblemente de la época posterior a la invasión europea pero más probablemente de la época precolonense; y donde se detecta cierta cantidad y densidad de tales pequeñas explanadas, el guaquero deduce que debe de haber todo un cementerio en la cercanía - exacta- y precisamente lo que él busca.

Nuestro guaquero nos fue mostrando muchos tales sitios en laderas a distancias muy varias; fue todo un descubrimiento aprender a ver cosas a todas luces a la vista pero que nunca habríamos detectado por nosotros solos. Como nos dijo el guaquero, toda la región fue densamente poblada - en términos rurales, se entiende - durante muchos siglos, y hay todavía campo para guaquerismo para un sinfín de años para un sinfín de guaqueros.

Una vez que el guaquero cree haber detectado una concentración significativa de explanaditas de antiguas viviendas, tiene que llegar, naturalmente, al lugar mismo - lo que, de por sí, es toda una empresa porque una cosa es ver algo claramente en la distancia, a vuelo de pájaro, y otra cosa muy diferente es perderlo de vista y tratar de pasar de un lado del valle al otro por el >>>>>>>>