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  Otro aspecto bienvenido e inhabitual es que la programación no sigue la estructura, que parece ineludible en ciertos círculos, de piezas, ligeras, temprano a la mañana, un poco más substanciales, al promediar la mañana, otra vez adecuadamente ligeras, para las horas del almuerzo, un poco más substanciales, por la tarde, variadas, a la hora de la cena, y finalmente bien substanciales, cuando ya casi todo el mundo está durmiento; aquí, en Bogotá, se puede escuchar música de la más intransigente factura y belleza a las siete de la mañana.

  También pudimos escuchar música aimará y quechua, pero una sola vez - y no era de quena como lo hubiésemos pensado sino de unos instrumentos de viento roncos y de bombos aburridamente monorítmicos.

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\BG/  Hoy,  conseguimos  un  permiso  para  visitar  una  de las dos  minas de
      esmeraldas de Muzo. Así dicho, suena fácil; pero no lo fue. La dificultad no fue en conseguir el permiso; éste, explicando quiénes somos y qué hacemos, nos fue dado, obsequiado, con mucha gentileza; lo difícil fue llegar a la persona apropiada para dar el permiso.

» Primero, vino la aventura de encontrar el Ministerio de Minas. De allí, nos mandaron a la dependencia especializada en minas de esmeraldas, en otra dirección.

» Vino la aventura de encontrar ésta. Allí nos dieron el nombre y la dirección de las dos minas de esmeraldas más grandes de Colombia - y por ende, se entiende, de la Tierra.

» Vino la aventura de encontrar una de las dos direcciones, y que terminó mal: la dirección ni siquiera existía.

» Vino la aventura de encontrar la otra dirección. Y nos tropezamos con que allí no había la empresa que buscábamos ... hasta que descubrimos que, en vez de figurar bajo su nombre verdadero, se escondía bajo la razón de Ganadería La Esperanza; pero encontrarla bajo su disfraz de poco sirvió porque, por una parte, nos informaron que justamente tenían problemas en la mina y, por otra parte, el ambiente nos pareció más de cueva de caracteres poco recomendables que de una empresa recta y confiable.

» Como último recurso, decidimos fijarnos, por la duda, en una guía telefónica por si encontraríamos la primera empresa bajo otra dirección, que existiera; como, aquí, los teléfonos públicos no tienen guías como las tienen en Canadá y Vespuccia, primero, tuvimos que pedir una guía prestada en un negocio; por suerte, encontramos el nombre buscado - no estaba escondido, disfrazado, omitido - eso sí, en una dirección diferente; y lo único que faltaba era la >>>>>>>>