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Al exponer nuestra situación de haber ingresado a pie de Panamá a Colombia por Palo de las Letras, nos informaron, primeramente, que no sabían ni remotamente dónde queda Palo de las Letras y, segundamente, que, de todos modos, estamos en Colombia ilegalmente; lo que, naturalmente, protestamos vehementemente, aduciendo nuestras conversaciones tanto con el Cónsul colombiano como con el Agregado Militar colombiano en Panamá.

Al conocernos y nuestra empresa un poco más, el jefe de la división de extranjería nos tomó más simpatía personalmente, pero el reglamento es el reglamento: tuvimos que hacer deposiciones, firmarlas, dejar impresiones digitales, fotografías, timbres fiscales, y derechos para un posible salvoconducto para salir del país - lo que, naturalmente, nos pareció terrible porque, para nosotros, un "salvoconducto para salir del país" significaba algo como 24 ó 48 horas para salir ... y a dónde, y cómo, y qué pasaría con el vehículo.

Pero, luego, fue saliendo a la luz que el salvoconducto sería para un máximo de 30 días - así que ya no era tan evidente y terrible que sería para un plazo perentorio de unas horas; y además fue saliendo que el salvoconducto se podría prorrogar en Bogotá; todo ello, supeditado, naturalmente, a que la dirección de extranjería en Bogotá - ya que no es esta oficina, en Cartagena, sino aquella oficina, en Bogotá, que tendrá que tomar la determinación de qué hacer con nosotros - sea favorable y nos otorgue el salvoconducto de 30 días.

Así que esta oficina mandó a aquella oficina un telex, y la contestación se espera para el jueves o el viernes; mientras tanto, estamos aquí, en Colombia, supuestamente ilegalmente por haber entrado por un lugar donde no hay una autoridad fronteriza.

El propio jefe de la Oficina de Migraciones de aquí parece que no está muy seguro de la situación porque nos dijo que si nos hubiésemos presentado en Turbo no habría problema - y sin embargo no vemos la diferencia entre Turbo y Cartagena: ambos son puertos marítimos de entrada, ambos desconectados de, y a una distancia de, la frontera terrestre con Panamá.

Según insinuaciones del jefe, parecería razonable esperar que Bogotá nos otorgue un salvoconducto acomodado pero, hasta que se sepa la contestación, no se puede afirmar nada. Tal vez, ya sea, la cosa no debe de ser tan terrible o, más probablemente, los Colombianos son tan caballeros - ya que ni siquiera nos pusieron presos, estamos libres y con nuestros pasaportes en el bolsillo; pero no deja de dar una impresión terrible a personas tan cuidadosas como nosotros de pasar desapercibidas en el ojo de la ley.

Así que, en vez de tener la Migración en orden ya, y el vehículo en nuestras manos hoy o mañana, tenemos que esperar hasta por lo menos pasado mañana para conseguir el vehículo, y hasta el jueves o el viernes para enterarnos del veredicto de Bogotá.