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Finalmente, llegamos a Travesía, también llamado, quién sabe por qué, Puente América, otro puro pedazo de pura Africa.

Pero, de lanchas rápidas, ninguna hoy en todo el día; recién mañana - si es que llega con algún asiento vacío, porque muchas veces está totalmente ocupada y, a veces, hay que esperar varios días la suerte de tener una lancha con espacio todavía disponible - no se lo puede llamar asiento en realidad, según se nos explicó.

Esperar, pues, es lo único que se puede hacer.

Y aquí estamos, después de haber pasado de América Central a América del Sur a pie, por una selva que muy poca gente conoce.

Por lo menos, así esperando, tuvimos el tiempo de actualizar hasta este instante estas anotaciones atrasadas.

Y ahora, incluso tenemos el tiempo de ponderar el desequilibrio entre peligros y beneficios en el arrastrar de equipo fotográfico por una selva.

Hay el peligro, permanente, inevitable, insidioso, de daño por humedad. Hay los peligros, sólo potenciales pero, en caso de materializarse, catastróficos, de total destrucción por agua: un peligro - vadeando corrientes de agua como vadeamos, por titubeos entre las socavadoras desigualdades de la fuerte correntada y sobre traicioneras piedras invisibles e impredecibles, el peligro de zambullida; otro peligro - sufriendo tormentas como la que sostuvimos, el peligro de filtración aun en las bolsas de plástico del equipo fotográfico.

Y ello ¿para qué?

1) La proverbial riqueza zoológica de la selva será cierta en estadísticas ensambladas sobre centenares de kilómetros cuadrados por decenas de furtivos investigadores, pero en la práctica ... ni siquiera los mosquitos son tan numerosos como en Canadá. Y en cuanto a la proverbial riqueza botánica, qué maravilloso sería si fuese tan fotogénica como no lo es.

2) La luz, materia prima de la fotografía, llega sólo filtrada por la ramada - ya sea como fantasma, o como viruela: con cielo nublado, como fantasma, muy poco utilizable, y con cielo despejado, como viruela de agresivos contrastes de claridades y sombras, totalmente inutilizable - a no ser que el tema fotográfico se encuentre justito en un rayo de luz y ...
    a) antes de que el haz haya cambiado de posición por la rotación de la >>>>>>> Tierra, lo cual ocurre con asombrosa celeridad, y
    b) siempre que el aire se quede quieto, para que las ramas se queden >>>>>>  quietas, para que el providencial haz de luz se quede quieto.

Mucho riesgo para poca cosa.