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Hoy, también tuvimos una entrevista con un diario; la primera entrevista que nos pareció valer la pena desde aquélla en la radio de la Universidad Autónoma en Mexicali.

Recién, antes de acostarnos, nos dedicamos a una de nuestras investigaciones radiofónicas. Encontramos, irguiéndose altamente sobre el mar de banalidades, comentarios sobre las elecciones por celebrarse en Panamá. Como regla, no queremos saber nada de procesos políticos de la actualidad; pero cuando se ve una maravilla, hay que destacarla como maravilla. Resulta que, para las próximas elecciones panameñas, hay no dos o tres candidatos presidenciales, no cinco, sino siete candidatos presidenciales; un país donde la ciudadanía puede elegir entre siete colores del espectro político es ciertamente más cerca de ser una democracia que un país donde los ciudadanos están obligadamente reducidos a elegir entre un gris un poco más claro y un gris un poco más oscuro.

Ultima anotación para hoy. Panamá tiene un programa bastante activo de embasuramiento - naturalmente nada que se pueda comparar, ni de lejos, con lo que pasa en México, pero vimos demasiadas veces toda clase de basura emerger de repente de la ventanilla de un coche, inclusive de un patrullero de policía, y parar en el suelo. Sin embargo, todo está limpio porque Panamá tiene un programa todavía más activo de debasuramiento: se ve, con mucha frecuencia, cuadrillas de mujeres con bolsas de plástico recogiendo, con industria de hormiga, basura tras basura en el suelo; las Fuerzas del Bien en persecución de las Fuerzas del Mal. Además, el ejercicio seguramente les guardará una buena medida de cintura a las muchachas.

Ah, no; una última-última nota para hoy.

Un ejemplo de la situación imperante en la identificación, cuando la hay, de las calles de esta ciudad - y que se podría calificar solamente con palabras que no existen en el diccionario.

En este caso, llegamos al cruce de dos calles - con los nombres de ambas calles indicados sin lugar a duda; inclusive dos veces; una vez, en una esquina, y otra vez, en la esquina opuesta en diagonal; salvo que - una de las calles figuraba en una de sus esquinas como "Clement" y en su otra esquina como "26", mientras que la otra calle ostentaba en una de sus esquinas "Clement" y en su otra esquina "26"; de manera que, según las indicaciones, había dos calles, ambas "Clement" y ambas "26". Es difícil decidir si es mejor tener calles sin identificación indicada o con semejante identificación.

Ahora sí, basta para hoy.

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