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Con todo, son estas ranas bichos curiosos; parecen hechas de plástico por lo brilloso de sus colores. Una característica que contribuye todavía más a la impresión de un juguete de plástico es que no son de un color verdecito o amarillo liso sino como decoradas con manchitas negras muy contrastantes.

Según nos dijeron los lugareños, estas ranas siguen el mismo camino que los árboles: antes, las había comúnmente en la zona, pero de tanto atraparlas para venderlas a los Americanos - entiéndase los Vespuccianos - ya quedan muy pocas, y si las cosas siguen así, como que seguramente seguirán, pronto no habrá más ranas, oro o amarillo, turquesa o verdecito.

Nuestra estadía en El Valle también tuvo su violento chaparrón. Parece como si hubiera un sistema automático de riego, alternando, con bastante regularidad, períodos, hasta de Sol, y períodos de fuertes chaparrones; si es eso la época seca en Panamá, no sabemos si nos ayudará mucho en el Darién.

Después de dudar un poco entre seguir viaje hacia la ciudad de Panamá o quedarnos para el resto de la tarde y para la noche en el sublime clima de estos 700 metros de altitud, decidimos quedarnos. Tampoco vendrá mal hacer algunas de las tantas cosas atrasadas que esperan.

Durante la cena, escuchamos un noticiero, un noticiero de verdad, largo y con noticias de todo tipo y de todas partes.

Una de las noticias no nos dio muchas esperanzas para el Darién: un funcionario de Obras Públicas salió al aire para dar públicamente las gracias a Dios y a la naturaleza por las inesperadas y abundantes lluvias que están cayendo, este año, en Panamá, en lo que tendría que ser la época seca - con tanta fuerza como si fuera la época húmeda, mejorando así muchísimo la situación de las reservas de agua para la población. Puede ser que Dios y la naturaleza estén ayudando a la población, pero con toda seguridad no nos ayudan a nosotros.

Así tenemos el verdadero contexto de todos los violentos chaparrones que nos sorprendían y que no sabíamos cómo interpretar, cuando anticipábamos y deseábamos la sequía estacional habitual.

En otro orden de cosas, Honduras ya no es como lo vimos: Vespuccia va almacenando cada vez más armamentos en suelo hondureño.

Basta para hoy.

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Nuestra primera paradita, hoy, fue el pueblo de Lidice. Quisimos averiguar si toma realmente su nombre del famoso pueblo checo arrasado por los Alemanes >>>>>>>>