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Es este centro para visitantes, de primera calidad en su concepto y en su ejecución, el primero así que hayamos visto desde que salimos de Vespuccia y Canadá. ¿Cómo es que Costa Rica es capaz de tan comendable esfuerzo, y otros países no lo son? Hasta los baños públicos de este centro turístico son de primera calidad en instalaciones, en materiales, sobre todo en limpieza. Qué cambio con todo lo que vimos desde que cruzamos a México.

Así nos enteramos de que Costa Rica está asentada en una base geológica que incluye no sólo los volcanes de hoy sino también los volcanes de otras épocas geológicas, de muchos de los cuales quedan tan sólo lomas redondeadas por la erosión - la notable cantidad de 68 volcanes en total. Nos preguntamos, con esta perspectiva de cálculo, cuántos volcanes habría en Nicaragua y, más particularmente, en Guatemala.

Y, hasta en la senda que lleva por el monte, hay varios carteles alusivos - tan líricos, tan poéticos, que, en Vespuccia y Canadá, ni soñar se podría. Por ejemplo, al ingresar:

Soy luz y sombra
Sol brillante
Frío beso de nubes
Hogar fecundo de viejos árboles
De flores recién nacidas
Y del rojo verde colibrí
Todos ellos pasan sus días
Entre mis brazos
Libres
Soy el bosque nuboso
Que corona al Poás
Tenemos mucho que compartir.

En uno de los carteles, hay un burdo error de gramática, lamentablemente pero sin duda; hasta en eso, una perfecta copia de las usanzas vespuccianas. Pero aun con el error de gramática, el resultado del esfuerzo vertido en este centro ilustrativo es realmente un refresco para los sentidos.

En camino de vuelta hacia San José, y hacia nuestra próxima meta, la ciudad de Cartago, el conductor descubrió que algo está fallando en los frenos de adelante porque, al frenar, el coche tiende a desviar hacia la izquierda; por lo tanto, decidimos interrumpir nuestro viaje, encontrarnos un sitio ya antes de San José para pernoctar, y volver al taller, mañana por la mañana.

Así es que, si bien son solamente las 15, estamos parados ya, esperando hasta mañana.

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*

Después de una paradita en el taller mecánico, estamos viajando hacia la ciudad de Cartago.

Por lo visto, salvo por el honor nominal de haber sido la antigua capital de Costa Rica hasta 1573, Cartago, hoy, es tan sólo una ciudad como las hay muchas.

Ah, sí, hay también la historia de La Negrita, la imagen sagrada que no quiere desaparecer.