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más repetir - que, para calificar el tráfico en esta ciudad, habría que utilizar una palabra que no está en el diccionario.

Nos referimos a la falta casi total de indicación de los nombres de las calles, plazas, avenidas; y los nombres que están indicados, lo son de maneras totalmente imprevistas en cuanto a ubicación y en cuanto a tipo de cartel, así que uno ni sabe qué tipo de cartel esperar y dónde descubrirlo; a veces, en la pared de un edificio, bastante lejos de la esquina, de manera que solamente un peatón puede sacarle provecho, pero nunca un automovilista; a veces, en un poste de cemento; a veces, en un cartel metálico - no siempre recto y derecho; así que el que no conoce su itinerario de todos los días tiene que ir preguntando cada cinco o seis cuadras porque, por colmo, la ciudad está dividida en zonas numeradas, cada zona teniendo las mismas calles que las otras zonas, por lo que un nombre de calle sin la zona correspondiente es sin valor.

Y cuando se pide direcciones, la manera en que las dan no ayuda la situación en absoluto; con la mejor amabilidad, le indican a uno que hay que ir "arriba" y "abajo", cuando realmente quieren decir "izquierda" y "derecha" - pero no hay manera de saber si, en la boca de tal o cual individuo, el significado de arriba o de abajo es, o no es, izquierda o derecha. Y el lenguaje universal de las señales de las manos tampoco sirve: mientras dicen abajo o arriba, hacen una señal con la mano y el brazo en arco vertical que no puede tener ningún significado práctico hacia derecha o izquierda en el habitual plano horizontal terrestre.

Ah, y otra cosa más. En una de nuestras primeras calles en Guatemala, vimos bien claramente un cartel vial indicando el nombre de Vifrio, o algo parecido; más tarde, vimos otra vez el nombre Vifrio, y así, repetidas veces, hasta que nos pareció extraño encontrar tantas veces la misma calle; y finalmente nos avivamos que dicho cartel de apariencia perfectamente oficial y vial era una publicidad comercial, el nombre de algún producto; y así vimos otros y otros nombres repitiéndose en las esquinas como si fueran nombres de calles pero siendo realmente nombres de productos.

En otras palabras, moverse en Ciudad Guatemala es meterse en un laberinto con los ojos vendados.

Finalmente, en las calles numeradas - que de estas calles impersonales también hay - la gente no se toma el trabajo de decir, por ejemplo, duodécima sino que dice doce; y, para peor, en vez de decir "calle doce", dice "doce calle".

Dos anotaciones más para estar al día, hoy.

Sí, hubo una pequeña llovizna hoy, la primera agua que vimos caer del cielo desde la lluvia de Tijuana - bastante tiempo sin ver una gota de lluvia.

Otra vez, el tema del agringamiento. Ya estamos volviendo a acostumbrarnos nuevamente a la vista de autobuses escolares de la forma aprobada, del color >>>>>>>>