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   Comparándola con otras iglesias modernas de interés que vimos, como ser la iglesia en forma de pez de Nueva Inglaterra o la iglesia de la Fuerza Aérea vespucciana, ésta, seguramente, se llevaría el primer premio. Las dos anteriores, si bien muy novedosas en sus formas y materiales, quedan apegadas al plan básico de todas las iglesias; empero esta iglesia rompe con todos los estereotipos anteriores; una palabra podría describir esta revolución: asimetría.

/+\ Para empezar, las dos paredes longitudinales, como ya dicho, no son paralelas.

/+\ La Vía Crucis, en vez de estar dividida en las varias estaciones repartidas como de costumbre alrededor de la iglesia, está representada en un gigantesco medio-fresco-medio-mosaico a todo lo largo de la parte superior de una de las paredes longitudinales solamente. Además de esta innovación, esta Vía Crucis de por sí es una obra maestra de gran interés por su concepción, por su ejecución. Entre todas las Vías Crucis que vimos, ésta y la de la iglesia de Inuvik se destacan, sin duda alguna, lejísimos al frente de cualquier otra.

/+\ A más del altar mayor, hay cinco otros altares, pero de ninguna manera al modo tradicional: tres de los cinco están lado a lado, sin separación, contra una parte de una de las paredes arqueadas; naturalmente, es pura coincidencia, pero es inevitable notar, la similitud entre esta disposición y la disposición de los tres altares de los paraborígenes en la iglesia de Chichicastenango.

/+\ Los dos últimos de estos cinco altares se encuentran a ángulo derecho, de cada lado de los tres anteriores; uno, tiene una gran estrella de David, el otro, un crucifijo dentro de una especie de jaula cerrada con vidrio cuyo porqué no entendimos.

/+\  El altar mayor, de por sí es otra pieza única; tiene una estatua de Cristo, de color pardo, dominando un grupo de los doce apóstoles, de color gris clarito, elevando sus brazos hacia él, una idea muy novedosa y efectiva.

/+\ Los confesionarios, todos a lo largo de la pared arqueada que no tiene la Vía Crucis, no tienen el aspecto de secreto habitual; son de vidrio translucente, de manera que se puede ver tanto al confesor como al pecador, por lo menos sus siluetas.  Muy interesante, todo ello.

En otra parte de Ciudad Guatemala, vimos una cola de por lo menos 200 personas a lo largo de un edificio, doblándose sobre sí misma dos o tres veces, y siguiendo detrás de la esquina; cuando doblamos la esquina, se nos cortó el aliento porque lo que habíamos visto era solamente la punta terminal de la cola: detrás de la esquina seguía la cola con mil personas esperando. Y, vigilando la zona, había dos o tres guardas con armas largas - lo que, de por sí, no es extraordinario porque desde que entramos a México, gente con armas >>>>>>>>