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montañas siguen numerosas todo alrededor, relativamente ancha, relativamente sin exceso de tráfico, con asfalto bastante bueno; es la carretera que va a Acapulco.

Nuestra próxima meta, la gruta de Juxtlahuaca, de la cual tenemos dos informaciones: una, que tiene pinturas en el estilo olmeca, de los años 1000 a.C., pinturas rupestres que serían las más viejas conocidas de América; otra, que es solamente una gruta de formaciones rocosas.

Hace un ratito, cruzamos el paralelo 18.

Está por anochecer; paramos para la noche. Qué cambio más notable de clima; el aire está pesado, caliente, húmedo; estamos a unos 500 metros de altitud; de árboles, queda solamente el recuerdo; aparecieron otra vez los cactos, los cardones; felizmente, sopla un viento bastante fuerte que hace este cambio más llevadero.

Esta tarde, en Taxco, fuimos al hospital para averiguar dónde empieza la zona de malaria, o de paludismo como aquí lo llaman; parece que hasta la ciudad de Tehuantepec no hay problema; más allá, habrá que averiguar nuevamente.

Ultima anotación para hoy. Si bien ya no lo mencionamos, los colmenares cerquita de la ruta siguen apareciendo a cortas distancias unos de los otros; nunca vimos tantos colmenares, ni tan cerca de una carretera; parece ser una gran industria.

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Pasaron una noche, un día, y otra noche. Recién amanecimos más allá de la ciudad de Acapulco, en algún punto a lo largo de la costa, en dirección general a la ciudad de Tehuantepec - pero no sabemos dónde estamos exactamente; eso lo veremos cuando echemos a andar; ayer, no hubo manera de ir anotando las cosas, hay que poner todo al día ahora, en base a notas escritas por Božka.

Ayer, pues, amanecimos rodeados por una compañía de burros; burros, en México, se ve por todos los lados; un burro parece ser una mezcla de bicicleta y de camioneta de carga sin la cual todo México rural se quedaría paralizado; los vimos llevar cualquier tipo de carga, parece que se adaptan a cualquier cosa.

Cuanto más miramos estos animales tanto más nos van gustando.

 Puede ser que la proverbial terquedad de no querer dar un paso hacia adelante sea cierta, pero, por lo que vimos, es obviamente mucho más cierto que esta misma persistencia de pensamiento, los burros la utilizan para hacer lealmente lo que sus dueños quieren que hagan; siempre los vimos llevando con paso seguro y hacendoso la carga que se les confió.