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Esta mañana a las 7, tuvimos la sorpresa de escuchar - escuchar es una manera de hablar - la sorpresa de percibir con dificultad por detrás de mucha estática, música clásica inflándose y desinflándose como una fuente muy débil y lejana; naturalmente, nos hubiese interesado saber de dónde venía, pero lo único que sabemos es que era una emisora mexicana porque anunciaron una nueva pieza en castellano - y luego, probablemente con la aparición del Sol encima del horizonte, las señales desaparecieron por completo y nunca sabremos si venían de Ciudad México o de otra parte. Pero hay que decir que, por lo que nos tocó hasta ahora, parece que, en México, escuchar música clásica y escucharla nítidamente es un lujo elusivo no fácilmente alcanzable.

Incidentalmente, en cuanto a noticias, el milagro de una cesación de hostilidades en Centroamérica podría haber ocurrido que nosotros no sabríamos estrictamente nada.

Aquí tenemos el asfalto; 640 metros; Karel tuvo más suerte que Božka.

Con una larga bajada, llegamos a Uruapán.

Tiene la fama de ser el mejor productor de América de lacas, basadas en una fórmula que sigue siendo un secreto pasado de padre a hijo desde hace cuatro siglos y medio. Lamentablemente, no pudimos comprobar la justificación de esta fama; por lo que vimos, probablemente habrá sido así en otros tiempos, pero ya no lo es. Encontramos solamente dos sitios donde todavía hacen lacas artesanales; pero encontramos cien sitios donde hacen imitación de laca con pincel y pintura. Por otra parte, las lacas que vimos no tienen atractivo artístico; nos compramos una pequeña pieza de laca, no porque nos gustaba sino porque la conseguimos directamente del artesano, sin terminar, de manera que tiene el interés de mostrar cómo se hace.

Hay que volver a mencionarlo: es tremenda la contaminación del aire en todos los pueblos que cruzamos. Aquí, en Uruapán, nos agarró en la nariz y en la garganta. Esta gente se está socavando la salud y la salud de las generaciones venideras.  Y pensar que "Uruapán" significa "Lugar con muchas flores".

Viajando hacia nuestra próxima meta, el pueblo de Pátzcuaro, y todavía tenemos el fondo de la nariz empapado de la contaminación uruapaneca.

La topografía sigue muy montañosa. Nada de altísimos cerros, pero cerros por todos los lados. Una característica es que no se trata de cadenas, o sierras, sino de cerros cónicos individuales sólo casi tocándose todos por las bases de sus laderas.

Desde una altura, divisamos ahora, en una amplia llanura, el lago de Pátzcuaro. Nos estamos acercando al pueblo homónimo. En el lago, se ve un par de islas, también de formas cónicas, sin duda parte del tipo de topografía local.