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La otra observación se refiere, otra vez, a la contradicción en la personalidad, o la psicología, mexicana, entre su creación y aceptación de una suciedad fenomenal y sus inquietudes de creatividad, de estética - y hasta de decoro en el mismo acto de crear la suciedad.

En cuanto al decoro, vimos una vez el pasajero de un automóvil tirar una botella por la ventanilla, pero con un movimiento de delicadeza y elegancia tal que podía pertenecer sólo a un caballero, para que la botella no se rompiera; y hoy, aquí mismo, en este recinto de creación artística de dendroestatuaria, vimos una joven abrir el envoltorio de un chocolatín, reducirlo con una elegancia totalmente femenina a una pequeña bolita ... antes de tirarlo al suelo, donde, naturalmente, el celofano recobró al instante todo su largo y todo su ancho originales.

La clave, o quizás un paso hacia la clave, de esta contradicción, acaso se encuentra en una plática que tuvimos ayer con dos jóvenes que se nos habían acercado; les mencionamos lo de la mugre, nos dieron explicaciones como que hay recolección de basura solamente una vez a la semana, pero expresaron una y otra vez la filosofía más básica de que "¿por qué dar tanta importancia a la suciedad cuando tenemos tantas cosas hermosas para apreciar?"

Y puede ser que haya toda una filosofía especial de la basura a descubrir, a juzgar por la insinuación subconsciente contenida en carteles que vimos repetidas veces, rezando cosas como las dos siguientes: No tire Basura en la Ciudad - (subconscientemente, por lo tanto, fuera de la ciudad está bien); Prohibido Tirar Basura en Propiedad Federal - (subconscientemente, por lo tanto, en otra parte está bien).

Este último recorrido de Guadalajara cristalizó en nuestra percepción la gran cantidad de plazoletas, glorietas, jardines, estatuas de todo tipo y calibre, fuentes de agua también de gran variedad de conceptos, como ninguna ciudad de Canadá y de la parte de Vespuccia que visitamos tiene; una combinación urbanística de más efecto que todas las ciudades de Canadá y de Vespuccia que visitamos puestas juntas.

Así que, completando nuestra síntesis de Guadalajara de ayer, Guadalajara será para nosotros los murales de Orozco, la música de los instrumentos aztecas, las iglesias de San Francisco y de Nuestra Señora de Aranzazú con la columnata adyacente, la plazoleta de dendroestatuaria, el concepto urbanístico general, y, lamentablemente, la tremenda contaminación.

Nos desviamos un poco de la carretera principal para visitar el pueblo de Tonalá, famoso como centro de cerámicas artesanales.

Nuestras expectativas no fueron defraudadas; por todo el centro de este pueblo - del mismo tipo que el pueblo de Jala - encontramos una fantástica feria; con, sin exagerar, más de cien puesteros, con miles y miles de diferentes objetos de cerámica, un cautivante museo al aire libre, con creaciones, de >>>>>>>>