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La visita imprevista fue imprevista no solamente en su ocurrencia sino también en su tema mismo.

Estábamos yendo a lo largo de los 17 kilómetros al puerto, cuando vimos unas instalaciones que nos parecieron panales solares. Paramos, observamos, y empezamos a hablar con el encargado del lugar.

Se trata de una planta experimental de desalinización de agua de mar por medio de calor solar, porque, según nos dijo el encargado, es paradójico tener tanta agua alrededor de la península y no poder utilizarla, y tener tanto sol y no utilizarlo.

Vimos grandes panales solares planos, baterías de reflectores parabólicos, y tres torres metálicas. Según nos explicó el encargado, hay un circuito de tubería, de agua dulce, que pasa por los panales solares planos, por los reflectores parabólicos y por las torres de metal; los panales solares planos calientan el agua dulce del circuito a más de 100 grados, quizás 110 grados; el agua así calentada pasa por los reflectores parabólicos que la recalientan todavía más; luego, el agua dulce recalentada pasa por los tres recipientes metálicos en forma de torres; estos recipientes son intercambiadores de calor, o sea que, por el agua dulce recaliente en los tres recipientes pasa otra tubería, de otro sistema de agua, éste, de agua de mar que, por la transferencia de calor, alcanza el punto de ebullición, se evapora, pierde su salinidad, con los sales quedándose como depósitos, y se vuelve agua pura y destilada; agua que, ahora, en este tamaño experimental, se utiliza solamente para usos que requieren agua destilada, pero que, llegado el caso de una gran producción, se utilizaría para el abastecimiento de agua municipal a pueblos enteros.

Los reflectores parabólicos tienen un sistema que los guarda todo el día apuntando automáticamente hacia el Sol.

Un elegante ejemplo de tecnología limpia que nos tomó agradablemente de sorpresa.

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Son las 6:40 de la mañana. Estamos en el puerto; ya sabemos que demasiado temprano, pero por la duda.

Son las 7:30; por lo hablado con algunos empleados, parece que es el empleado de la oficina de transbordadores de ayer que va a tener razón, parece que el agente del registro federal de automotores va a estar aquí esta mañana, pero a las 8.

Son las 8; todavía nada; lo malo es que el agente no tiene oficina, trabaja a lo largo de la dársena; por la duda, Karel va a ir a caminar por ahí, a ver qué pasa.