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incluyendo caracoles gigantes de 80 a 100 centímetros de diámetro, y cocodrilos; también hay madera "petrificada" - mal-llamada petrificada, insistimos nosotros.

Los depósitos, en realidad, son tan valiosos que, una vez, despertaron el interés de un paleontólogo, quien se ofreció a excavar los fósiles; así lo hizo, con un equipo de ayudantes; pero, apenas conseguido un esqueleto completo, sin pedir nada a nadie, se lo llevó a Vespuccia, sin la aprobación de las autoridades locales del pueblo, y en contra de las leyes mexicanas.

Ante semejante situación, los lugareños se rebelaron y no le quisieron dar más el permiso de seguir con las excavaciones.

El paleontólogo trató de sobornarlos. Especialmente al hombre con el cual hablamos - y a quien, por entonces, según nos confesó con toda simplicidad, le gustaba tomar; le trajo cajones de las mejores bebidas, le ofreció un camioncito nuevo, diciéndole Usted es pobre, ésta es su única oportunidad; inclusive, le ofreció rubias a su gusto.

Pero tanto este notable como los demás lugareños rechazaron todo; decidieron que el patrimonio nacional era más importante que cualquier otra cosa; decidieron que querían hacer un museo local; pidieron ayuda al gobierno para materializar dicho anhelo - pero el gobierno no se preocupó.

Así que, por ahora, no se hace más excavaciones. Saben dónde hay varios fósiles, incluyendo un dinosaurio que parece entero, de unos trece metros de largo, pero no hay plata; la están juntando poco a poco, y esperan algún día contratar para las excavaciones y construir un pequeño museo en el pueblo mismo; mientras tanto, por la duda, no muestran a nadie dónde se encuentra qué cosa, para que alguien no se venga con alguna treta. Nos hubiera gustado sobremanera ver algún tal sitio al natural pero, ante las circunstancias, quisimos respetar la posición defensiva de los lugareños y no quisimos ni insinuar una tal posibilidad.

Esta historia, por sí sola, valió el paso por El Rosario, llamado de Arriba, o El Rosario del Norte, como también figura.

Después de El Rosario, el ambiente, ahora, sigue muy quebrado y áspero; están apareciendo cactos de varios tipos; ahora sí, empieza a parecerse a lo que se dice que Baja California es - inclusive, aparecieron los cirios, que no sabemos si llamar árboles o cactos, y que existen solamente en Baja California.

Está anocheciendo; estamos parados para la noche en este ambiente áspero; áspero quizás, pero debe de ser el paraíso de los pájaros - que llenan el aire de vociferaciones tan tupidas que nos sentimos sumergidos en ellas.

No se puede dejar de destacar otra vez la increíble dominación de los coches con placas vespuccianas en Baja California.