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de averiguar sitios específicos que quizás podríamos visitar, pero parece que no es fácil porque los sitios están dejados en estado natural - felizmente, según nos dijo la antropóloga con la cual hablamos, así, la gente no sabe dónde están y no los va a arruinar; pero, a nosotros, nos dio unas indicaciones, vamos a ver qué logramos.

Ahora, ya de tardecita, finalmente estamos saliendo de Mexicali en dirección a San Felipe, a la vez que estamos escuchando por radio la entrevista de esta tarde, de unos 45 minutos; no ocurre a menudo que podamos escuchar nuestras propias entrevistas.

Mientras viajábamos y escuchábamos, anocheció por completo; nos paramos a orilla del camino en terreno arenoso para pernoctar - esperamos que mañana podremos salir de la arena sin problemas.

Durante la cena, prendimos la radio nuevamente y nos encontramos con todo un programa de los tangos porteños más famosos, cantados por ... Plácido Domingo; luego, siguió un programa sobre Marlene Dietrich.

Sí, reestablecimos contacto con la naturaleza; vamos a pasar la noche en el desierto - por lo menos así lo juzgamos por la fragancia en el aire; podemos deleitarnos con la vista de un firmamento salpicado de estrellas y con una medialuna navegando por el cielo.

Antes de olvidarnos, Mexicali es, obviamente, un esfuerzo de hermanamiento de México y de (Alta) California, así como Calexico, la ciudad gemela del otro lado de la frontera, es el esfuerzo inverso de hermanamiento de (Alta) California y de México.

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Esta mañana, todavía había estrellas y la Luna seguía navegando. Con la luz del día, descubrimos que tenemos, a nuestra derecha, hacia el oeste, una serranía, parte de la espina dorsal de esta península, y, a la izquierda, una llanura hasta el infinito con, en el horizonte, grandes penachos de vapor del mismo tipo que vimos en los campos de géiseres al norte de San Francisco; efectivamente, aquí también tienen plantas electrógenas geotermales.

Ahora sí, vamos hacia San Felipe. La llanura cambió de desierto a campos cultivados; todo, naturalmente, a base de riego.

Estamos a la altura del paralelo 32; estamos ya a más de la mitad de la distancia entre el polo norte y el ecuador; de ahora en adelante, se volverá más actual ir fijándose en los paralelos hasta llegar al paralelo 0 en un punto de los Andes de Ecuador, si es que llegamos con vida allí.

Acabamos de emerger de media hora de asombro.