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podrían significar la cancelación de nuestra visita. Naturalmente, no nos podríamos quejar. Fuerza mayor. Mejor estar aquí abajo, en nuestro vehículo, que es casi como una cápsula espacial, que estar, en estos momentos, allí arriba, en una verdadera cápsula espacial con problemas.  Veremos.

Y esta mañana también, naturalmente tuvimos nuestra ración cotidiana de advertencias de accidentes en las autopistas, con piezas de metal desparramadas en unos lugares y un derrame de algún producto químico en otro.

\LA/  Pasó el día; mayormente con diligencias y también con una visita.

Una diligencia que vale la pena mencionar es que fuimos a un banco; porque, en dicho banco, no muy grande en tamaño, vimos 14 - sí, catorce - monitores de televisión de vigilancia en circuito cerrado contra asaltos.

La visita fue a una gran cosa, pero no fue gran cosa.  Visitamos el diario The Los Angeles Times.

Es una gran cosa porque es el diario, de tamaño común, más importante de Vespuccia.

[] Un diario que saca, cada día hábil, 1,1 millón de ejemplares; cada ejemplar, con un término medio de 126 páginas, variando, de día a día, desde 88 páginas a varios centenares, según la publicidad que logra acumular; y la edición del domingo sube a 1,3 millón de ejemplares, con un término medio de ... 500 páginas por ejemplar. Qué barbaridad. Ya no es un diario, es una maquiavélica empresa que avasalla a sus lectores, quienes tienen que comprar 500 páginas para tener solamente quizás un cuarto de página, por página, de texto, todo lo demás siendo publicidad.

[] Un diario que gasta más de 22.000 litros de tinta por día y 1.200 toneladas de papel por día.

[] Un diario que tiene 6.000 empleados en su sede central, la que visitamos, y 3.000 empleados más en otros lugares.

[] Naturalmente, hoy ya no se utiliza el viejo y legendario linotipo de antaño; hoy, automáticamente y a distancia, por el mismo acto del periodista escribiendo su artículo en su máquina - la que ya tampoco se puede llamar una máquina de escribir, porque no escribe en un papel sino en una pantalla, la cual, naturalmente, no se puede doblar y llevar en el bolsillo, y porque, a más de escribir, permite toda clase de correcciones y cambios no sólo de palabras sino de párrafos enteros al instante - por ese acto del periodista, una programadora de composición prepara el texto para las rotativas a razón de 2.000 palabras por minuto.

[] Las prensas rotativas, naturalmente, están a la misma escala: ocupan lo que nos pareció ser casi cien metros de largo y se extienden sobre una altura de >>>>>>>>