En otra parte de San Francisco, donde tuvieron la idea estúpida de extender la ciudad en terrenos bañados, vimos casas hundidas en el terreno, o sea con su planta baja, por media altura, o más, dentro del suelo; y también casas inclinadas, fuera de vertical. Tales casos se dan en las calles Tehama, Clementina, Clara.
En el medio de la bahía, queda la famosa ex-cárcel insular para empedernidos, de Alcatraz, de donde era imposible escapar, entre otras razones, porque está a 2,4 kilómetros de aguas revueltas de tierra firme. Hoy en día, apenas si se la ve, por la contaminación.
Islote y ex-cárcel ahora tienen también otro tipo de fama. La cobraron en 1969. Dos veces, en aquel año, fueron invadidos y ocupados por paraborígenes de tierra firme. Y esta captura, muchos paraborígenes la consideraron como el principio de un movimiento para recapturar todo el continente. ¿Quién encabezó la aventura? Un Iroqués, más exactamente un Móhok - lo que no ha de sorprendernos después de lo que aprendimos referente a los Iroqueses en general, y a los Móhoks en particular.
Se dice que San Francisco tiene el barrio chino más grande fuera de Asia; puede ser que así sea, pero a nosotros nos pareció un barrio chino y nada más: si bien las alusiones decorativas son exóticamente asiáticas, vimos más gente europea que asiática; además, lo asiático nos pareció una mezcla de Chinos, Japoneses, Indios - los verdaderos Indios, se entiende, y de otros Occidentales - no hay que olvidarse de que, desde aquí, los Asiáticos no son orientales sino occidentales.
El barrio "chino"
Hay por lo menos una empresa que tomó muy en serio la probabilidad, incluso la certeza, de un sismo, y que se preparó para pelearlo y ganar - por lo menos así espera: hay, en el centro de San Francisco, un rascanubes de 48 pisos en forma de pirámide y construido en una base de cemento de 2,7 metros de espesor. Ya se verá de qué sirve. Por ahora, por lo menos, le da un detalle diferente a la monotonía estéril de la arquitectura moderna.
Hablando de edificios y de terremotos, esta mañana, cuando bajábamos del Twin Peaks, vimos la quintaesencia de la inconsciencia: casas colgando en el vacío, con un solo lado apoyado en la ladera, de 80 grados de inclinación, y el otro lado, apoyado en pilotes de madera a su vez apoyados en la misma ladera - y luego será esta misma gente que llorará por la desgracia que les toca en el próximo terremoto.
Con las pendientes que tiene San Francisco, debe de haber dos oficios muy en demanda: mecánicos especializados en frenos y discos de embrague, y ortopedistas especializados en tobillos, rodillas, y posiblemente columnas vertebrales.
Lo que no nos explicamos es cómo pueden coexistir la contaminación que vimos desde el cerro y el viento que se dice que es, y que parece ser, permanente.