En Sacramento, también fuimos a investigar una historia que habíamos leído, según la cual, a raíz de la conquista de Monterrey en 1818 por la fragata argentina La Argentina, todavía hoy hay, en el capitolio de Sacramento, una bandera azul-y-blanca.
Según aprendimos, la historia "era" cierta, pero ya no lo es: hasta hace pocos años, había, en la rotonda del capitolio, no solamente la bandera argentina sino las banderas de todos los países que, de una forma u otra, en un momento u otro, hicieron un acto de soberanía en Alta California; pero, hace pocos años, al renovarse el capitolio, todas estas banderas fueron sacadas.
Salimos de Sacramento a las 5 de la tarde, pero ya de noche. Es así de temprano que anochece aquí en esta época del año; y con una lluvia y un viento tan tremendos que los limpiaparabrisas no alcanzaban a despejar la vista.
Después de un recorrido bastante riesgoso, ya no hacia el norte sino hacia el oeste, estamos estacionados para la noche casi a mitad de camino entre Sacramento y nuestra próxima meta, el pueblo de Healdsburg, donde tenemos apalabrada una visita de una planta geotermal de electricidad. Y llueve, y llueve.
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Amanecimos a las 5, con un firmamento salpicado de polvo estelar.
Nos estamos aproximando a Healdsburg y su electricidad geotermal - vamos a ver qué es eso; por un camino segundario serpenteando por entre pequeñas sierras, quizás más bien lomas; en un agradable ambiente, por fresco, mojado y soleado. Cualquier topografía apta para cultivo está cubierta de vid y de más vid.
Estamos de vuelta de nuestra visita a la central eléctrica geotermal; una pequeña aventura física con gran interés intelectual.
Físicamente, no es poca cosa llegar a dicha fábrica de electricidad geotermal.
Desde el pueblo de Healdsburg, donde nos reunimos con nuestro guía, tuvimos que viajar casi durante una hora por un camino como no lo hay, aun en las partes más retorcidas de la red vial común; a nadie se le ocurriría construir un camino de comunicación semejante; seguramente se optaría por llevar el camino por una gran vuelta, por cualquier parte, para evitarse esto. Ya tuvimos otros caminos muy empinados, con curvas en herradura, subiendo o bajando aparentemente una eternidad, pero siempre eran caminos de alcance limitado, como ser para subir a un observatorio, o con otro propósito limitado, razonable y definido; pero este camino de hoy repitió este comportamiento muchas veces seguidas, subiendo como si fuera ya el fin del >>>>>>>> >>>>>>>>