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ovinos, porcinos, crecen más rápido; vacas dan más leche; gallinas, más huevos; todos tienen mejor salud y todos tienen mejor fertilidad.

Qué pasa con humanos, no se sabe; porque, naturalmente, según la costumbre humana, se da mucho más importancia a la eficiencia de la cría animal que de la cría humana, porque, después de todo, si falla la cría animal, se trata de dinero y de bancarrota, no así si falla la cría humana.

Una cosa cierta, por lo que vimos nosotros, es que la realidad no debe de ser tan brillante como la teoría porque, en esta meca de la agricultura hidropónica, no vimos una variedad y una cantidad muy entusiasmantes de plantas.

Quizás todo el asunto sea de gran interés para los magnates árabes y para viajeros interplanetarios.

Después de haber visto el ambiente de Phoenix, no es extraño que nos estemos alejando a distancia prudente de la ciudad para pasar la noche.

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La noche fue perfumada por las plantas del desierto, y arruinada por el ruido del tráfico ininterrumpido de la carretera. Es increíble la cantidad de camiones con acoplados corriendo cada minuto de la noche por esta carretera que supuestamente debe de ser una carretera segundaria.

Esta mañana, antes de llegar al pueblo Gila Bend, tuvimos el desierto de siempre. Pero ahora, pasando Gila Bend, en dirección al pueblo de Yuma, como por magia, aparecieron grandes espacios de algodón; la magia, naturalmente, es el riego. Es la época de la cosecha. Se ve centenares de grandes panes de algodón comprimido, de unos 10 metros, por 2 metros, por 3 metros.

Por otra parte, la utilización artificial del desierto también muestra al desnudo la aridez verdadera porque hay extensiones donde, ya no hay cultivos artificiales porque fueron cosechados, pero tampoco hay, naturalmente, la habitual cobertura misericordiosa de plantas desérticas naturales, y por lo tanto se ve la pura aridez del desierto.

Vimos ya varias veces, aquí, en el sur, un oficio que nunca jamás se vería en el norte de Vespuccia o en Canadá, el de juntador de latas de aluminio a lo largo de las carreteras. Y ¿por qué no? Es una idea que ya se nos había ocurrido mucho antes de haberla visto en la práctica. Si, antaño, la gente iba de lugar en lugar y cosechaba plantas y nueces, ¿por qué, hoy, no podría cosechar aluminio - y de paso limpiar un poco el basural de los puercos humanos?