Al rato de salir de Tierra Amarilla, siempre hacia el sur, acabamos de cruzarnos con la huella de la expedición de Escalante, la misma que encontramos un par de veces, al sur de Salt Lake City.

Está anocheciendo, con un fulgor incendiario del Sol ya desaparecido. Tiempo para acomodarnos para la noche.

Nos paramos al costado de la ruta, a la entrada de un villorrio llamado Cebolla. En el pueblo anterior, también vimos patronímicos castellanos: taller Carrillo, ferretería Fernandes - o Hernandes, no nos acordamos, pero con la s y no z final.

Y en este momento y en este sitio, terminamos nuestra larguísima y feracísima S acostada por el centro del oeste de Vespuccia. De veras, un digno trecho de esta Expedición.

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Esta mañanita, por gran casualidad, tuvimos unos minutos para explorar la radio. Nos encontramos con un alud radiofónico tan tupido que empezamos a contar las emisoras; contamos, por una parte, 38 emisoras dentro de las inteligibles, y aproximadamente 57, de las ininteligibles; pero ninguna apta para el intelecto.

Todavía no aclaró por completo. Tardará en aclarar completamente porque el tiempo está nublado. Pero nosotros ya estamos viajando a nuestra próxima meta, la ciudad de Santa Fe.

El paisaje cambió de lomas altas pero suaves, cubiertas de los habituales pinos piñoneros y enebros, a una topografía de tipo meseta y otra vez con acantilados rojos, de los que tantos vimos ya en el pasado.

Estamos llevados, guiados, por la inhabitual combinación de un valle, de fondo por lo visto fértil, y de laderas áridas.

Es una zona, y la época, de ajíes picantes y manzanas. Todo el mundo vende manzanas, y, muchas veces, directamente de los árboles. En cuanto a los ajíes, los presentan a la venta en vistosas combinaciones decorativas.

Los ajies

Esta mañana, el paisaje cambia a menudo. Estamos otra vez en un terreno de serranías, con un camino sinuoso, vertical- y lateralmente, y con verdaderos bosques de agujíferos del tipo árido.

Y otra vez llegamos a un valle que también parece fértil.

Pueblo de Las Trampas.  Su iglesia.

Es una iglesia casera, si se la puede llamar así, una obra de amor con medios limitadísimos.